El presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, convocó este jueves una sesión del Legislativo para elegir a un nuevo presidente del país árabe el próximo 9 de enero, un día después de la entrada en vigor del alto el fuego en el Líbano.
“Me había prometido a mí mismo que inmediatamente después del alto el fuego fijaría una fecha para una sesión para elegir a un Presidente de la República, por eso anuncio desde ahora que se fijará una sesión para el 9 de enero”, dijo Berri en el Parlamento.
La última vez que el Parlamento libanés, con 128 legisladores, se reunió para intentar elegir al Presidente de la República fue el 14 de junio de 2023, en el que fue el duodécimo intento fracasado para encontrar al sucesor de Michel Aoun (2016-2022), cuyo mandato terminó hace más de dos años.
Ante la imposibilidad política de encontrar un candidato que obtuviera el respaldo de la mayoría de la cámara, Berri decidió en ese entonces no convocar más a una votación a la espera de que se pudiera obtener un mayor consenso en un parlamento atomizado en bloques políticos y religiosos.
Promesa cumplida
Durante todo el periodo de conflicto entre Israel y el grupo terrorista chií Hezbollah el Líbano ha permanecido sin presidente y con un gobierno provisional, una situación que ha sido duramente criticada por la comunidad internacional que exige al país un representante legítimo para poder abordar temas como la paz, la reconstrucción y las ayudas financieras que la nación de los cedros necesita desesperadamente.
Todas las autoridades políticas libanesas, desde el presidente del Gobierno Nayib Mikati, hasta Berri, líder del partido chií Amal, pasando por los representantes de Hezbollah -que tiene delegados en el Parlamento- han indicado durante los meses del conflicto que trabajarían para destrabar la elección una vez que se alcanzara un alto el fuego con Israel.
Del mismo modo se han expresado todas las autoridades extranjeras que han visitado el país en estos meses de violencia, algunas de ellas alertando sobre los intentos “externos” para aprovechar el conflicto y la debilidad de Hezbollah, cuyos líderes e infraestructuras han sido duramente dañados, para imponer algún candidato.
En el Acuerdo de Taif, que puso fin a la guerra civil (1975-1990), se estableció que el puesto de presidente está reservado a un cristiano maronita; el del Parlamento a un musulmán chií y el de primer ministro a un musulmán suní.
Durante la última votación, dos candidatos maronitas estuvieron próximos a obtener la mayoría necesaria, Jihad Azour, actual director del departamento de Oriente Medio y Asia Central del Fondo Monetario Internacional (FMI), y Suleiman Frangieh, líder del cristiano Movimiento Marada.
Azour, independiente, obtuvo 60 papeletas, a solo 5 de obtener la mayoría necesaria, mientras que Frangieh, que cuenta con el respaldo de Hezbollah y Amal, alcanzó los 51.
El Líbano no es nuevo en los vacíos presidenciales. De hecho, antes de Michel Aoun hubo otros dos años con el puesto vacante. EFE y Aurora