El canciller alemán inicia su estancia en Israel con una visita al Museo del Holocausto

Olaf Scholtz y Naftalí Bennett en el Museo del Holocausto Foto: Kobi Gideon GPO

Esta es la primera visita del mandatario alemán en el Estado judío desde que asumió el cargo, y se produce mientras Europa sigue sumida en plena crisis por la invasión rusa de Ucrania, que hoy entró en su séptimo día mientras siguen los combates y el éxodo de refugiados.

En el centro memorial Yad Vashem, Scholz atendió una ceremonia en la Sala del Recuerdo y realizó una ofrenda floral en memoria de los seis millones de judíos exterminados por el nazismo, como suele ser tradicional en las visitas de dirigentes extranjeros en el lugar.

«El asesinato en masa de los judíos fue instigado por Alemania, fue planeado y llevado a cabo por alemanes, por lo que cada Gobierno alemán tiene la responsabilidad permanente en la seguridad del Estado de Israel y la protección de la vida judía», escribió Scholz en el libro de visitas del museo, donde no hizo declaraciones en relación al conflicto de Ucrania.

Tras su paso por Yad Vashem, Scholz siguió su visita con una reunión con Bennett, con quien se espera que trate la situación actual de Ucrania y la operación militar de Rusia, aunque las oficinas de ambos mandatarios no han detallado qué asuntos concretos discutirán.

Durante la crisis que derivó en la invasión rusa de Ucrania, Scholz intentó aplacar tensiones con el presidente ruso, Vladímir Putin, y abogó por sanciones parciales contra Rusia por las conexiones entre su país y Moscú en ámbito económico, comercial o energético.

A su vez, ante la situación generada por la guerra en Ucrania, el canciller anunció que pretende alcanzar este mismo año una inversión en defensa equivalente al 2 % del PIB, lo que supone una subida de medio punto porcentual respecto al año pasado y un giro frente a la política de defensa alemana de las últimas décadas.

Israel, por su parte, ha condenado la invasión rusa en Ucrania y mostrado su apoyo a la soberanía ucraniana, pero no pretende imponer sanciones y mantiene un perfil más bien laxo ante Rusia con el fin de mantener su acuerdo estratégico con Moscú, que le permite bombardear posiciones de Irán y sus aliados en Siria. EFE y Aurora

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