Cambios para terminar con la corrupción y la impunidad

1 febrero, 2017

Los instrumentos de la democracia están fallando
Bernardo Ptasevich
“Basta de políticos”, basta de palabras vacías, de mentiras y promesas incumplidas, de negocios y negociados, de personas acusadas que irán presas, de repartos ilícitos y de favorecer al círculo de amigos cercanos o afines a los gobiernos. Basta de corrupción, “La gente está podrida de los políticos”. Una frase poco académica instalada en la calle, así la proclaman los ciudadanos comunes que trabajan cada día para poder subsistir.

Nadie quiere cambiar otra vez votos por promesas y mentiras
El hastío que generaron los políticos es válido para la mayoría de los países del mundo. Ese es el verdadero motivo por el que ganó Donald Trump las elecciones en los EEUU y será el motivo por el que van a perder muchos políticos favoritos de los encuestadores en el mundo entero. No debemos confundir política con políticos. La política es el arte de consensuar ideas y propuestas, de coordinar acciones y discutir diferencias. Los políticos que deberían ser quienes llevan a cabo esas nobles tareas se han convertido en algo detestable y lo han hecho por sus propios méritos. No olviden que “un político” tiene grandes posibilidades de acceder gobierno, lo que los hace mucho más peligrosos si no cumplen los requisitos mínimos de capacidad, honradez y experiencia. Ellos son los que van a decidir por ti en todos los asuntos importantes de tu vida. Son pocas las personas que hoy darían su voto a un político tradicional, menos aún si ya ha ocupado cargos y ha fallado.

Las opciones para cumplir la premisa “basta de políticos”
Estamos en problemas y ante un dilema de difícil solución. “Los militares al gobierno no”, ya tuvimos muchas dictaduras en el pasado y aún quedan bastantes (recuerden que no nos referimos a un país en especial ya que este es un mal compartido por la humanidad). “Dictaduras ni de derecha ni de izquierda”, fanatismos y extremismos no queremos. “Un gobierno religioso no”. Todos los países tienen ciudadanos religiosos y no religiosos este tipo de gobierno no sería fiel representante de la población. Religión y gobierno no deben mezclarse. La primera funciona en base a la fe y la segunda en base a la razón. Los problemas de esta dimensión, ya sean económicos, sociales, o bélicos no se pueden resolver sin estrategia, inteligencia y decisiones racionales aunque ellas vayan unidas a la fe en lo que cada uno cree. Tampoco es viable un “candidato salvador”. Depender de una persona o de alguien que “solo él” pueda sacarnos de los problemas es un suicidio a corto y mediano plazo. De más está decir que los salvadores terminan siendo un verdadero fraude.

Modificar este buen sistema del que abusan los políticos
Parece que no hubiese opciones, y quizás sea cierto. Pero hay que reglamentar cambios para el futuro. Nos queda una reserva donde recurrir y está en la Universidad. Los científicos y profesionales que hayan ejercido con probada eficiencia en el área de su competencia ya sea en el sector público o privado, personas de reconocida trayectoria que no estén contaminadas con el estilo actual de la política. No podemos excluir a quienes tienen experiencia de gobierno si están fuera del aparato obsoleto, si han sido eficientes y honestos. Es difícil sino imposible que los gobernantes del sistema actual, esos que ya nos tienen hartos, puedan tomar una decisión de este tipo. Esperar nuevas elecciones sin haber hecho cambios también es en vano. Entonces, ¿cómo llega un ciudadano que está fuera de los partidos a ser candidato en una elección?

Instrumentos de la democracia que deben cambiarse
“Los partidos políticos” son organizaciones cerradas donde integrarse y avanzar es imposible. Si no eres parte del aparato, si no aceptas las reglas no escritas de ver y callar o incluso entrar en las “roscas” no puedes ser candidato a nada. Si tratas de cambiar algo desde adentro serás un traidor porque los corruptos tienen la facultad de asignarte esa nominación. Ninguno de los profesionales intachables que necesitamos será propuesto por los políticos dentro de esas estructuras obsoletas. Los partidos son máquinas de recibir donaciones ilegales, de devolver favores o de nombrar candidatos a cuenta de algo que necesiten en el futuro. En Israel por ejemplo tenemos gobernantes de todos los partidos que han sido acusados, algunos fueron juzgados y otros incluso condenados. La justicia funciona, la política no. Es imposible ser candidato si no eres parte. La competencia es desleal. Quien tenga menos escrúpulos o sea menos honesto  tiene mayores posibilidades de acceder a la cima. Se debería exigir el compromiso de actuar con honestidad sin descartar que deban responder con su patrimonio si cometen delitos o fraudes con dinero público. Para que esto sea posible se debe “cambiar y modernizar la ley electoral”.
“El actual sistema electoral” en Israel permite que una minoría pueda ser gobierno mediante negociados y acuerdos. Esto de por sí ya es corrupto y debería ser totalmente ilegal. Es una invitación para hacer lo incorrecto y de hecho se hace después de cada elección. Estos negociados promueven una cadena de delitos que quedan escondidos detrás de la supuesta legalidad. La ley y el sistema no previeron que se buscaría la forma de burlarlas, como dice el refrán, “hecha la ley, hecha la trampa”. Todo funciona en forma absolutamente inmoral y lo peor es que muchos ciudadanos equivocados lo aceptan como algo normal. Es importante cambiarlo pero eso no lo harán quienes se aprovechan de las fallas y debilidades del sistema. La justicia electoral tiene mucho trabajo por delante.
“La nominación y destitución de Ministros” es en las democracias actuales potestad del Primer Ministro o de los Presidentes, (según el país). Esto hace que todo sea negociable, esos cargos no se adjudican a los más capaces sino a los que apoyan al gobierno que los nombra y son consecuentes con sus titulares. Basta mirar en todo el mundo quienes son Ministros en las diferentes áreas. Pensar que un Ministro nos puede llevar a una guerra o puede determinar el valor del dinero, las remuneraciones de los trabajadores, que salud o educación vas a recibir.  Es elemental que los Ministros sean idóneos en el área en que fueron designados. Está en juego la existencia de sus países y la vida de sus ciudadanos.
“La impunidad que da la inmunidad” se ha convertido en un arma habitual para cometer delitos que no son castigados. La inmunidad debe terminar en el mismo momento en que se comete un delito. No fue creada para hacer inimputables a los criminales sino para mantener la independencia y poder gobernar sin ser acosados por los adversarios. La inmunidad no es válida para pasar valijas diplomáticas con drogas, ni para quedarse con fondos públicos, ni para abusar del poder en beneficio propio, ni para recibir aportes ilegales. Podríamos seguir en una larga lista de posibles delitos que permite el poder desmedido. Hay que poner límites, determinar quiénes tienen derecho a controlar y asegurarse de que lo hagan en forma eficiente. El límite de la inmunidad debe ser sin duda alguna el cumplimiento de la ley que como representantes del pueblo deben observar aun con mayor exigencia. La otra gran reserva contra todo lo que hoy sucede es “la justicia”. Si actúa en tiempo y forma como corresponde sería la única posibilidad de que las cosas puedan cambiar en el futuro.
Fuente: memoriasdelmundo.net

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7 thoughts on “Cambios para terminar con la corrupción y la impunidad”
  1. Vea don Bernardo: Las personas que actúan en política reciben el nombre de políticos. Si su propuesta es reemplazar al funcionariado por un programa pongámosle Chorizo 2.0 o algún otro, no le niego que pueda andar, pero los políticos son personas que forman parte de la sociedad. No existe la sociedad sana gobernada por corruptos. Si no lo entiendo mal Ud. está en contra de la democracia representativa, lo que lo pone en la peligrosa calle de los antisistema. Veo que es también muy imaginativo, y supone que los políticos son malos, mientras que los jueces son buenos… Quiero decirle un secreto: en Caperucita Roja el único muerto es el Lobo Feroz, pero también eso es un cuento.

  2. Israel es una democracia muy particular, con muchos partidos representados en el parlamento, es lo que sería una democracia ideal, pero si el autor se queja de la corrupción y mal gobierno por culpa de las obligadas coaliciones, el caso de España es muy diferente, hasta hace poco una democracia bipartidista, derecha o izquierda, los partidos formaban gobiernos estables, muchas veces con mayorías absolutas, y los partidos de ideologías homogéneas, con una Constitución que hace las veces de la biblia legal para todos los partidos democráticos. El resultado es uno de los países occidentales con más desigualdades sociales, de los más corruptos, la sociedad acostumbrada a la cultura clientelar y al subsidio, y así el resto es imposible que funcione, leer la Constitución da risa.

  3. Dos simples matizaciones:
    Comenta: “Religión y gobierno no deben mezclarse. La primera funciona en base a la fe y la segunda en base a la razón” debiera decir: “ La primera funciona en base a la MI fe (o la de MI grupo)…
    Dice también: “La justicia funciona, la política no”. Mi experiencia personal es que en contadísimas ocasiones la “justicia” atina en sentencia y grado.

    Por lo demás estoy de acuerdo con su artículo. Saludos

  4. Yo interpreto que se habla de los políticos corruptos que son demasiados ya. Entiendo que la democracia permite distorsiones que hay que modificar ya que se aprovechan de ella para cometer delitos. No entendí nunca al leer que se quiera salir del sistema ni de la democracia. Me parece claro y somos muchos los que pensamos algo así, no queremos que personas sin escrúpulos a los que no les interesamos nos gobiernen

  5. Ami modo de ver creo que el articulista tiene suficiente ética y razón cuando habla de acurdo a lo que expresa Max Weber: quien vive de la política se aprovecha de ella y, quien vive para la política se aprovecha solo la colectividad (comunidad en general). éxitos en su opinión.

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