Elías Levy Benarroch.
Una jueza de Valencia ordenó el sobreseimiento de una causa contra una de las fallas del año pasado por una escultura dedicada a la guerra en Gaza en el que sus artistas denunciaban un supuesto “genocidio”.
La jueza Matilde Sabater Alamar, titular del Juzgado de Instrucción número 12, cerró la denuncia presentada por la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) y el Movimiento contra la Intolerancia (MCI) contra la falla Arrancapins y su artista fallero. Denunciaron que la escultura suponía una afrenta, e incurría en un delito de odio contra los judíos por representar símbolos del judaísmo con una esvástica nazi y una estrella de David en su parte superior.
Pero, para la jueza, “los hechos no exceden de los márgenes del ejercicio de la libertad de expresión de creación artística amparados por la Constitución y que quedan enmarcados en el ámbito de la dura crítica a la actitud de un estado de guerra”, por lo que consideró que no se reúnen “las notas necesarias para considerar que existe un discurso de odio”.
El caso había llegado a la fase de instrucción en base a una denuncia inicial que alertaba que el ninot, como se llaman las esculturas de las fallas valencianas, representaba un árbol de Navidad donde la estrella superior había sido sustituida por la estrella de David, y con una base en forma de la esvástica nazi y ramas de las que colgaban cráneos de bebés con disparos y esquirlas.
La magistrada argumentó que el ninot se enmarcaba en el contexto de las fallas, “monumentos totalmente satíricos y dirigidos a la crítica social”, y apeló a sentencias en 2011 y 2016 de instancias judiciales superiores en España que protegen la libertad de expresión en este caso.
Tras conocer la sentencia, la falla Arrancapins comunicó que había sido “acusada falsamente de un delito de odio hacia el pueblo judío”, en lo que describió como una maniobra propagandística sobre la que ha prevalecido “la libertad de expresión”.
Por su parte, en un mensaje por redes, la Plataforma contra el Antisemitismo, de la FCJE, se limitó a comentar que “La libertad de expresión y el humor pueden hacer mucho daño si no tiene límites”.