Por Carmit Valensi
En los últimos días, se han producido en Siria acontecimientos dramáticos que suelen durar años, no unos días.
Las facciones rebeldes afiliadas a la sala central de operaciones, “al Fatah al Mubin”, lideradas por el grupo yihadista “Hayat Tahrir al Sham” (exfilial de Al Qaeda en Siria), y otros grupos apoyados por Turquía, lanzaron una ofensiva contra las fuerzas del régimen en el noroeste de Siria.
Por primera vez en años, los grupos rebeldes lograron capturar territorio del ejército de Assad y sus milicias aliadas, incluida la toma de control de la segunda ciudad más grande de Siria, Alepo.
La recuperación de Alepo por parte del régimen sirio en diciembre de 2016 había marcado el comienzo de su victoria en la guerra.
Ayer, los rebeldes lograron apoderarse de zonas de la ciudad de Hama, pero esta mañana, el régimen sirio y sus aliados parecían haber impedido su conquista total.
El momento no es casual.
El ataque pilló al “Eje de la Resistencia” en un momento crítico y de debilidad.
Tras los prolongados combates con Israel, en particular tras la reciente Operación “Flechas del Norte”, una parte importante de las fuerzas de Hezbollah y otras milicias chiís de Siria se trasladaron al Líbano, mientras que otras fueron neutralizadas.
Irán está preocupado por reparar los reveses de Hezbollah, lo que limita su capacidad de enviar combatientes para ayudar al presidente sirio.
Además, el enfoque de Rusia en Ucrania no augura nada bueno para la posición de Assad.
Más allá del aspecto operativo, hay una dimensión psicológica: los rebeldes en Siria han roto la barrera del miedo contra el “Eje de la Resistencia”, y la percepción de su poder invencible se ha hecho añicos.
Es probable que Turquía esté detrás de la ofensiva.
Los rebeldes en Idlib han recibido desde hace mucho tiempo apoyo económico y militar turco.
Esta alianza otorga a Ankara influencia sobre el territorio sirio y sirve como moneda de cambio contra el régimen.
Durante años, Turquía ha buscado la reconciliación con Assad, en parte para neutralizar la amenaza kurda en el noreste y facilitar el regreso de millones de refugiados que se encuentran actualmente en Turquía.
Desde la perspectiva de Turquía, la operación actual podría presionar a Assad para que acepte sus condiciones de acuerdo o, al menos, frene la reciente ola de ataques del régimen ruso.
En resumen, se trata de una noticia alentadora para los opositores de Assad y el “Eje de la Resistencia”, que ha sufrido duros golpes en varios ámbitos, ahora también en Siria.
Sin embargo, la inestabilidad interna del país podría abrir la puerta a una mayor presencia militar iraní.
Además, es importante señalar que no se trata de los rebeldes seculares y pragmáticos que alguna vez formaron el “Ejército Libre Sirio”, sino más bien de grupos extremistas con una ideología religiosa yihadista, tal vez más moderados que Al Qaeda, pero no necesariamente amistosos con Israel.
El colapso del régimen de Assad podría crear un ambiente caótico y un terreno fértil para el surgimiento de nuevas amenazas militares.
Dependiendo de los acontecimientos, Israel podría tener que decidir si interviene en Siria para aumentar sus avances contra el “Eje de la Resistencia” o al menos neutralizar las amenazas inmediatas a sus intereses de seguridad.
Por ahora, es aconsejable tener paciencia.
Los próximos días serán decisivos para determinar si se trata de una campaña limitada o de una operación más amplia, que podría involucrar a otros grupos de la oposición que podrían, por primera vez en casi una década, amenazar la supervivencia del régimen de Assad.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies