lun. Ene 13th, 2025

Políticos de antes, politiqueros de ahora

12 de enero de 2025
Foto: Golda Meir en Haifa, 1947. Foto: Wikipedia - Dominio Público

por Mauricio Aliskevicius.

¿Lo de antes era mejor que lo de ahora? Esta discusión está siempre latente, y abarca absolutamente todos los temas. Siempre vamos a escuchar a alguien con muchos años sobre sus espaldas, diciendo eso, … ¡eran los de antes!

Estoy en una edad en la que constantemente me surge el deseo de repetir esa frase, que parece ser fruto de una larga experiencia acompañada de sabiduría, conocimientos.

Pero la realidad no es esa. Lo que sucede en nuestro yo profundo es que tratamos de olvidar lo que era malo antes y hoy mejoró, y a la vez tratamos de tener presente siempre los buenos recuerdos.

Por eso me permito tener una carpeta con frases importantes dichas por personas importantes, aunque no las haya conocido personalmente, aunque sean frases que se dijeron o escribieron años o siglos antes de que yo naciera.

Y en esa carpeta hay mucha sabiduría, mucha verdad, excelentes conceptos que nunca caducan y que nos pueden enseñar a vivir mejor, a enfrentar los problemas diarios con mejores argumentos, a cerrarle la boca a quienes se merecen en ella una cremallera con candado para no escuchar sus disparates.

Dado que el Estado de Israel no ha podido salir de su situación bélica con los países vecinos, y ya pasaron tres cuartas partes de siglo desde su independencia, se me ocurrió transcribir algunas frases que valen más que el oro.

La autora, aunque suene extraño, fue una simple mujer, que tenía muchas cosas criticables, que mencionaré: no era linda ni sexy, no tenía la menor idea de lo que significa vestir elegantemente o sabía, pero no la utilizaba, siempre prefirió mostrarse más como buena ama de casa humilde que como una dama de categoría -y sí que tenía categoría-, no supo mantener su matrimonio por lo que vivió gran parte de su vida sin pareja. Cometió errores en su etapa laboral por lo que fue investigada pero finalmente absuelta por sus jueces, aunque su conciencia jamás la perdonó.

Pasaron muchos hombres por la oficina que ella ocupó, pero ninguno estuvo a la altura de ella. Lo notarán en las siguientes frases que dejó para la eternidad.  

“ Tendremos paz cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros“.

“El pesimismo es un lujo que los judíos no se pueden permitir“.

“Un líder que no duda antes de enviar a su nación a una guerra, no es apto para serlo.”

“No nos gustan las guerras, incluso cuando las ganamos.”

 “Cuando llegue la paz, tal vez con el tiempo podamos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos, pero será más difícil para nosotros perdonarlos por habernos obligado a matar a sus hijos”.

¿Qué les parece?  ¿No son pensamientos sabios?  ¿No está vigente cada una de sus aseveraciones? ¿No estaríamos mucho mejor si los sucesores de esta humilde señora pensaran así?  ¿Y fueran así de humildes?

En mi época de estudiante, en los cursos de Historia Antigua, a la que llamaban Prehistoria, se nos enseñaba que, en las épocas de tranquilidad y bonanza, los pueblos o tribus en general (no existían todavía los conceptos de país, patria, nacionalismo) vivían en matriarcado, y en épocas de beligerancia, guerras, se elegían gobernantes hombres, patriarcado. Probablemente no era por errores de concepto sino porque la mentalidad del ser humano era distinta, así como diferente era el ambiente en el que se vivía. ¿No estaremos equivocados y hoy día lo que precisamos es un matriarcado?

Qué no daría yo -y ustedes también, seguramente- por tener a la cabeza del gobierno a alguien que pensara como la “viejita” autora de esas frases.

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