lun. Mar 17th, 2025

La reanudación de la guerra civil siria: un arma de doble filo para Israel

4 de diciembre de 2024 , , , , , , ,

Por Sarit Zehavi y Tal Beeri

El resurgimiento de la guerra civil siria presenta para Israel una dinámica que es más compleja de lo que parece.

Incluye tanto oportunidades estratégicas como riesgos significativos.

Si bien estos acontecimientos pueden interrumpir temporalmente la influencia iraní y las actividades para su afianzamiento militar en Siria; las consecuencias a largo plazo podrían resultar igualmente desafiantes para Israel.

La escalada actual se centra en el noroeste de Siria, en particular en la provincia de Idlib, donde se han concentrado restos de varias facciones rebeldes.

Dos actores clave en este resurgimiento incluyen a Hay’at Tahrir al Sham (HTS), una coalición de rebeldes que tomó forma en 2017 y forma una organización paraguas para decenas de milicias.

Se estima que el número de operativos que actúan bajo este marco es de decenas de miles.

Esta coalición controla todo Idlib y forma, de facto, un gobierno local.

Las milicias que actúan bajo el HTS son principalmente salafistas islamistas sunitas, con raíces en Al Qaeda.

El segundo actor es el Ejército Nacional Sirio (SNA), una fuerza nacionalista siria financiada, entrenada y equipada por Turquía.

Estas facciones están aprovechando la reducida presencia de Hezbollah, después de que éste cambiara su enfoque hacia la reconstrucción de sus maltrechas fuerzas en el Líbano y la resolución de las tensiones en curso con Israel.

Irán, que apoyó fuertemente al presidente Bashar al Assad durante las primeras fases de la guerra civil siria, también ha invertido en la infraestructura militar de Siria.

Esto incluye instalaciones para la producción de armas críticas para armar a Hezbollah, incluyendo sitios para producir armas avanzadas, como las premisas del Centro de Estudios e Investigaciones Científicas Sirias (conocidos por su acrónimo en francés, CERS).

Los avances territoriales de las facciones rebeldes amenazan estos activos, lo que podría interrumpir el suministro de armas a Hezbollah y perjudicar las ambiciones regionales de Irán.

Esa interrupción ofrece a Israel una ventaja estratégica a corto plazo al limitar las capacidades militares de Hezbollah y perjudicar los esfuerzos de afianzamiento militar iraní.

El debilitamiento del eje iraní-chií podría reducir la amenaza inmediata a la frontera norte de Israel, lo que daría un respiro a la estrategia de defensa israelí.

Sin embargo, el debilitamiento de una amenaza no conduce necesariamente a la estabilidad.

Los grupos rebeldes que ganan terreno en Siria no son necesariamente favorables a Israel ni a la estabilidad regional.

HTS, por ejemplo, sigue profundamente arraigado en la ideología extremista, a pesar de sus intentos de reinventarse como una organización centrada en lo local.

Es imposible saber cómo se comportarán esos actores en el futuro.

También existe una creciente preocupación por la posibilidad de que esas facciones adquieran capacidades militares avanzadas, incluidas armas químicas, a medida que invaden los territorios controlados por el régimen de Assad.

Esos acontecimientos podrían plantear amenazas directas a la seguridad de Israel y conducir a una renovada inestabilidad a lo largo de sus fronteras.

Turquía ha desempeñado un papel importante en el apoyo a las facciones en Siria, en particular a través de su influencia sobre el Ejército Nacional Sirio.

El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, conocido por sus afiliaciones con la Hermandad Musulmana, busca reafirmar la influencia de Turquía en todo Oriente Medio.

La participación de Ankara complica la situación, ya que los intereses estratégicos de Turquía pueden entrar en conflicto con los de los aliados de la OTAN, en particular los Estados Unidos.

Además, la perspectiva de una Siria fragmentada y gobernada por milicias rivales refleja los caóticos primeros años de la guerra civil.

Un escenario de ese tipo exigiría una mayor inversión israelí en seguridad fronteriza e inteligencia para vigilar a múltiples actores hostiles, algunos de los cuales podrían aprovechar el caos para atacar a Israel.
Israel debe equilibrar los beneficios a corto plazo de la interrupción de la influencia iraní con los riesgos a largo plazo del empoderamiento de los extremistas y la inestabilidad regional.

Una Siria fragmentada podría dar lugar a que armas avanzadas cayeran en manos de actores no estatales, lo que requeriría contramedidas enérgicas.

El mensaje principal sigue siendo claro: el extremismo, ya sea sunita o chií, plantea amenazas claras.

Es fundamental contar con una estrategia que aborde ambas versiones de esta amenaza.

La comunidad internacional también debe ser firme contra los yihadistas chiís, y no sólo contra los sunitas.

Si los yihadistas sunitas toman Damasco (suponiendo que no sean bloqueados por las fuerzas pro-Assad y su acción de retaguardia en el norte de Siria), y si avanzan más al sur, no está claro que Israel se beneficie de tener variantes de Al Qaeda en su frontera en los Altos del Golán.

Fuente: Alma – Research and Education Center.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.

afsqamarhyazeubebnbsbgcacebnyzh-CNzh-TWcohrcsdanleneoettlfifrfyglkadeelguhthahawiwhihmnhuisigidgaitjajwknkkkmkokukylolalvltlbmkmgmsmlmtmimrmnmynenopsfaplptparorusmgdsrstsnsdsiskslsoessuswsvtgtatethtrukuruzvicyxhyiyozu