Un equipo liderado por la profesora Ronit Satchi-Fainaro, de la Universidad de Tel Aviv (TAU) colaboró con la profesora Helena Florindo de la Universidad de Lisboa para el desarrollo de una innovadora vacuna contra el COVID-19 que representa un cambio radical en la lucha contra pandemias.
La ventaja fundamental de esta nueva nanovacuna es que, además de ser económica y efectiva, puede almacenarse a temperatura ambiente y administrarse como aerosol nasal.
El desarrollo de esta nanovacuna se basa en más de una década de investigaciones en vacunas contra el cáncer, que durante la pandemia, se adaptó para identificar y atacar el coronavirus mediante herramientas de bioinformática y nanopartículas sintéticas, sin depender de la expresión completa de proteínas mediante ARN mensajero, como es el caso de las vacunas de Pfizer y Moderna.
La simplicidad de esta tecnología es crucial para países en vías de desarrollo, donde las cadenas de frío representan un desafío logístico significativo, y también porque elimina la necesidad de jeringas y personal capacitado.