Un número reducido de familiares de cautivos israelíes se reunieron este viernes en la denominada Plaza de los Rehenes en Tel Aviv, al tiempo que el gabinete de Seguridad se reunía en Jerusalén para ratificar el acuerdo de alto el fuego en Gaza, expectantes ante una resolución que califican de “difícil” pero que quieren que esta vez se materialice.
“Estrés es la principal emoción ahora mismo porque aún no sabemos qué esperar”, dice Daniel Lifshitz, nieto del rehén Oded Lifshitz, de 84 años. “Es un acuerdo difícil, pero llevamos meses esperando este momento con esperanza y amor”, añade quien creció con Carmel Gat, una de las rehenes muertas en Gaza a finales de septiembre.
“Mi abuelo fue siempre un vocal activista por la paz, y ahora él está cautivo en Gaza desde hace más de 470 días. Tiene más de 80 años y es algo inaceptable que siga rehén en Gaza para cualquier cultura o religión“, urge el israelí.
En estos momentos se encuentra reunido el gabinete de Seguridad israelí, compuesto por algunos ministros y altos cargos de Seguridad, a fin de dar luz verde al acuerdo. Solo queda que se reúna el Gobierno israelí al completo en las próximas horas para ratificar el mismo.
Como la mayoría de los presentes, Lifshitz tiene también palabras de agredecimiento para el entrante presidente de EEUU, Donald Trump, cuyo enviado especial ha colaborado con el del saliente Joe Biden, para sellar un acuerdo que fue finalmente anunciado la noche del miércoles por Qatar.
“Estoy agradecido al presidente (de EEUU, Donald) Trump porque sin él, los rehenes no estarían aquí. Durante meses no pasó nada, y en el momento que fue elegido, exigió que se liberara a todos los rehenes, y un día antes de su investidura los cautivos comenzarán a ser liberados”, detalla Lifshitz.
Según el anexo del borrador de alto el fuego al que tuvo acceso, este domingo y progresivamente cada semana, un total de 33 rehenes israelíes serán liberados en la primera fase del acuerdo -dando prioridad a los menores de 19 años, los mayores de 50 y las mujeres- a cambio de más de 1.200 prisioneros palestinos.
Sin embargo, muchos familiares temen que, debido a las presiones del ala sionista religiosa, Israel retome la guerra antes de la segunda fase, que es cuando las partes están comprometido a liberar al resto de civiles y a los soldados hombres que quedan en manos de Hamás, para terminar intercambiando los cuerpos de rehenes muertos por los de combatientes sin vida.
“Espero que logren liberar a todos los secuestrados”, dice Lifshitz, “a no ser que quieran continuar la guerra y que le sigan pasando cosas malas a Gaza”.
Agencias contribuyeron con este artículo de Aurora.