por Dr. Israel Jamitovsky
La reciente liberación de grupos de rehenes israelíes apresados por Hamás, configura un genuino y complejo desafío para los profesionales y trabajadores de la salud de Israel. El prolongado período de la presión, rehenes (incluidos adultos, mujeres y niños), sometidos a toda clase de vejaciones, padeciendo hambre, sumergidos en la soledad y túneles ,acosados psicológicamente, hicieron lo suyo. El interrogante es si cabe la recuperación de dichos rehenes y cuánto tiempo insumirá dicho proceso.
Recientemente, el semanario israelí Shabatón, recabó la opinión de la Prof. Zahava Solomon que estimo pertinente conocerla. Solomon es investigadora en el área de la salud mental y asistencia social, profesora emérita de la Escuela de Asistencia Social de la Universidad de Tel-Aviv y Premio Israel del año 2009 en el área de la investigación de la Asistencia Social.
Solomon promovió distintos estudios e investigaciones durante cuatro decenios, acerca de las secuelas físicas y psicológicas emanadas de su condición de prisioneros. En dicho contexto, abordó el estado de los combatientes que cayeron prisioneros en la Guerra de Yom Kipur y de ahí, aflora la posibilidad de extraer conclusiones válidas(totales o parciales) para los rehenes de la Guerra de las Espadas de Hierro.
Solomon sostiene con razón que el prisionero se asemeja a un bebé, habida cuenta que perdió el dominio sobre cuestiones básicas de su vida. Otra persona es la que decide en facetas elementales de su vida como ser cuando y lo que ingiere, a qué hora puede ducharse o irse a acostar. Todo este proceso conlleva una clara secuela. Inevitablemente, en forma abrupta y tajante, el hombre pierde capacidad de dominio y decisión sobre los espacios básicos y elementales de su vida. En la medida que la prisión se prolonga, su coyuntura se agrava considerablemente.
Faceta importante que la investigadora recalca atinadamente, es que este cuadro se agudiza cuando la gran mayoría de los prisioneros son civiles como en este caso, habida cuenta que carecen de la preparación para estas coyunturas que poseen soldados y soldadas.
A todo ello, hay que tomar en consideración, si el rehén fue o no destratado, si estaba sólo o compartió con alguien la prisión. Solomon señala que en su investigación sobre los prisioneros de la Guerra de Yom Kipur, estos últimos sostuvieron que preferían ser torturados en el marco de implacables interrogatorios a que fueron sometidos y estar en contacto con otros prisioneros, antes de estar sumergidos en la soledad de la prisión.
Posteriormente a su liberación, muchos de estos prisioneros acusaron distintas patologías y en el espacio psicológico, padecieron de postrauma, otros acusaron depresión y constante inquietud, todo lo cual dejó su secuela en su actividad laboral o en el marco familiar, particularmente en reacciones de los niños del prisionero liberado.
¿Cómo encarar la nueva etapa?
A la luz de los antedicho, Solomon y otros especialistas recalcan el rol trascendente que juega el entorno .La imperiosa necesidad de trasmitir empatía tanto al recién liberado como a su familia.
Aun así, hay que evitar la presión y darle a cada familia el tiempo pertinente para gradualmente irse acostumbrando a la nueva coyuntura. El pasaje del encierro en túneles o fincas y en condiciones infrahumanas, al espacio libre y ser considerado justificadamente un genuino héroe al producirse su liberación, no es fácil ni mucho menos.
Es un proceso lento y prolongado, nosotros y todo el entorno tiene que adaptarse a sus necesidades. No preguntar, no entrevistarlos con la prensa, no acosarlos, sino otorgarles el tiempo necesario para que lenta y seguramente recuperen el dominio , su seguridad y adaptarse a la nueva coyuntura.
Más aún, Solomon sostiene que en el caso de postrauma de los recién liberados, no hay que apresurarse ni imponer el tratamiento adecuado de inmediato, sino esperar y desplegarlo en el momento que ellos mismos, lo estimen conveniente.
Especialistas en la materia, estiman que el proceso de recuperación de los rehenes liberados será irremediablemente lento y prolongado, enfatizan la necesidad que trabajadores de la salud lo acompañen y orienten y en especial, ser conscientes tal como lo establece la tradición judía, que cada hombre configura un mundo en si, palpar sus necesidades e inquietudes específicas, otorgarles seguridad sensiblemente menoscabada al vivir aislados y rodeados de un entorno hostil y en función de tal, recibir el tratamiento oportuno.
Uno de los últimos rehenes liberados fue Gadi Moses de 80 años de edad. Luego de estar retenido 481 días, a su retorno no invocó el sufrimiento padecido por un hombre de su edad. sino que señaló que es imperioso reconstruir el Kibutz Nir Oz destruido por Hamás.Es por cierto, un referente de optimismo y fortaleza espiritual, propios de los hombres de su generación.