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Medicina y Torá

27 de octubre de 2024 , ,
Foto: Pixabay

“Yo soy tu D’os Tú Sanador”
Libro del Éxodo 15/ 26

¿Ciencia o Fe?

La pregunta es antigua, y obvio no soy el primero en abordar el tópico. Pero, debemos aclarar primero que la medicina es una mezcla de ciencia y arte. Una combinación maestra que dejando de lado aspectos religiosos, intenta lidiar con el hombre y sus enfermedades. Con su diagnóstico y tratamiento.

Por el otro lado, la religión judía, anclada fundamentalmente en el alma y en lo espiritual, busca direccionar la conducta humana en el sendero de los mandamientos divinos y también intenta dar una explicación al objetivo de la Creación del mundo nacido del deseo divino de tener una morada aquí en lo bajo del mundo material.

Por lo expuesto, son dos campos con objetivos diferentes, que lejos de oponerse, pueden y deben complementarse en pos de conseguir el bienestar humano.

La mirada del Galeno.

En las fuentes judías, en el Shulján Harúj (código de leyes judías), en el Talmud, y en los escritos del Sabio medieval, el grandioso Maimónides, dan su aval a la función del profesional del arte de curar.

Inclusive, en Éxodo 21:19 se explica que:

Si una persona lesiona a otro, debe brindarle tratamiento médico

El médico es como un ángel, un enviado de Dios si bien este último retiene la decisión final de la salvación o no de cada paciente.

La Torá, una adelantada.

Si bien las mitzvot o mandamientos su objetivo es acercar al hombre al Todopoderoso, y evitar caer en un estado de Tumá o impureza qué nada tiene que ver con suciedad o bajeza; por el otro lado encastran a la perfección con medidas que denominamos hoy preventivas incluso de enfermedades físicas que pueden traer a la persona y de hecho se ve en la clínica médica muchos dolores de cabeza.

Ejemplos.

En verdad hay tantos, que no sería suficiente ni la tinta de este espacio generosamente concedido.

Si iniciaremos por el Brit Milá o Pacto de la circuncisión, es conocido en el campo médico qué disminuye el riesgo de cáncer de cuello uterino en las mujeres judías. Y también merma el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual conocidas por la sigla ETS.

También sorprende que la circuncisión ordenada al octavo día del nacimiento coincide con la suba del tenor del factor II de la coagulación o Protrombina dejando ese día al pequeño en condiciones de afrontar lo que nosotros los médicos denominamos desafío hemostático.

Conductas de riesgo.

La prohibición explícita de la Torá de no lastimar nuestro cuerpo (Levítico 19: 28) va contra la peligrosa moda de los tatuajes que pueden traer diversas complicaciones (alergias en piel, alteraciones en el hígado y transmisión de enfermedades por bacterias o virus). Y al negocio de los tatuajes podríamos adicionar el piercing (perforar el cuerpo y colocar objetos metálicos en diversas regiones o partes) donde hemos podido observar que favorecen infecciones bacterianas e inclusas hemorragias graves como en la lengua.

Por otro lado, las prohibiciones de relaciones homosexuales y de promiscuidad sexual ha sido una barrera histórica frente al combo de enfermedades venéreas tales como sífilis, gonorrea y en nuestros tiempos modernos del famoso y peligroso HIV o Sida y de otras enfermedades peligrosas como las hepatitis a virus B y C.

Guardar vuestras almas.

Guardarán mucho vuestras almas (Deuteronomio 4-9) es el fundamento o la base de la cual extraen los rabinos el mandamiento de preservar y cuidar la integridad de nuestros cuerpos.

¿Calle asfaltada o de tierra o piedras? Final.

Todas las enfermedades mencionadas, de presentarse no solo impactan en el cuerpo físico, sino, que, además dañan nuestras emociones (depresión, angustia y miedos) y cortan los lazos espirituales entre el hombre y su Creador.

Es decir, se forman barreras u obstáculos que limitan o incluso imposibilitan la posibilidad de rectificación o teshubá. O arrepentimiento y retorno.

Para concluir, es evidente que los judíos no somos inmunes a todos los factores patógenos o nomas que nos rodean. La enfermedad persiste por otras causas, que incluyen malos hábitos de vida y exposición al tabaco y otros tóxicos, o incluso mencionar enfermedades metabólicas como la obesidad y diabetes, enfermedades no transmisibles como la hipertensión arterial o la afectación de las arterias coronarias que se tapan y provocan lo que llamamos isquemia e infartos. Tumores malignos, etc.

Qué, y aunque vivamos hasta los 120 años no podemos escapar al final del camino, decretado por Hashem a causa del pecado o transgresión de Adam y Java en el paraíso.

No obstante, aún “en tránsito” podemos evitar y esquivar un montón de problemas como cuando manejamos y optamos por conducir en una calle asfaltada.

Queda mucho en el tintero como “las leyes de pureza familiar”. Pero prefiero no alargar.

Torá y la buena medicina van de la mano, pero afirmaría que la primera incluye a la segunda. Y la segunda ratifica a la primera.

Dr. Natalio Daitch

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