Por Oded Eilam
Uno de los ejemplos históricos más impactantes de una reunión diplomática que terminó en un rotundo fracaso es la Cumbre de Viena de 1961 entre el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy y el líder soviético Nikita Khrushchev. Kennedy, un presidente joven e inexperto, llegó a la reunión sin preparación y proyectó inseguridad. Khruschov, al darse cuenta de esto, lo atacó en temas delicados para ambas partes, como por ejemplo la cuestión alemana. El resultado fue desastroso: Khruschov concluyó que Kennedy era débil e inexperto, lo que condujo a una escalada política que culminó en la Crisis de los Misiles de Cuba un año más tarde. La mala gestión de una reunión por parte de un líder puede alterar dramáticamente el panorama internacional.
Un ejemplo reciente de fracaso diplomático es la reunión entre el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, y el presidente estadounidense Donald Trump en la Casa Blanca. Esta reunión podría tener un impacto significativo en el curso de la guerra en Ucrania. Zelensky llegó con la intención de asegurar el apoyo de Estados Unidos contra Rusia, pero cometió todos los errores posibles.
Vestido con su característico estilo sencillo (una camisa de trabajo negra y pantalones desgastados), Zelensky creó un marcado contraste visual con Trump. Esta elección no le hizo ganar puntos ante Trump, quien es conocido por su aprecio por los símbolos de estatus, la apariencia y el poder simbólico de la vestimenta; incluso la percibió como una falta de respeto. La brecha visual entre ellos solo enfatizó el desequilibrio en sus posiciones.
Los problemas de Zelensky se extendieron más allá de su apariencia; su lenguaje corporal transmitió inseguridad. No logró mantener contacto visual directo con Trump, su postura era débil y mantuvo los brazos cruzados en una posición defensiva. Desde el principio, tuvo dificultades para tomar el control de la conversación, mostrándole a Trump imágenes angustiantes de prisioneros ucranianos, alterando así la agenda de Trump para la reunión. Al final, la reunión se convirtió en una humillante confrontación pública que terminó con el desalojo de Zelensky de la Casa Blanca.
El impacto inmediato fue un duro golpe para la imagen de Ucrania en Washington. Trump, que ya se opone a la ayuda militar a Ucrania, puede utilizar la reunión como prueba de la incapacidad de Zelensky para gestionar las relaciones exteriores de su país, fortaleciendo su argumento para poner fin a la ayuda militar estadounidense. Apoyando y presionando para una rápida solución a la guerra. Si Zelensky quiere ahora recuperar el respaldo estadounidense, tendrá que hacer concesiones importantes, posiblemente incluso negociar un acuerdo con Putin, lo que debilitaría la posición de Ucrania en la lucha contra Rusia.
Si Ucrania no logra obtener ayuda estadounidense, tendrá que recurrir a Europa. Sin embargo, Europa no tiene los recursos que Estados Unidos puede proporcionar. Sin el apoyo estadounidense, Ucrania podría encontrarse aislada internacionalmente. Trump, que ha mostrado admiración por Putin, podría utilizar la reunión como justificación para inclinar la política de Estados Unidos más cerca de Rusia.
¿Qué debe aprender Israel?
Esta reunión crucial podría influir en la política exterior de Estados Unidos hacia naciones más pequeñas. Trump, que siempre ha defendido el enfoque de “Estados Unidos primero”, podría usarlo para justificar la reducción de su participación en conflictos internacionales. Como un cercano aliado de Estados Unidos, Israel debe reconocer que Trump opera en base a intereses económicos. Por lo tanto, debe presentarse como un socio estratégico que ofrece beneficios antes que simplemente como un país que depende del apoyo de Estados Unidos.
La principal lección de la reunión es la importancia crucial de los asesores, los diplomáticos y una preparación exhaustiva, especialmente cuando se trata con líderes dominantes como Trump. Israel debe comprender las vulnerabilidades e intereses del presidente y ajustar su estrategia en consecuencia, transmitiendo confianza y entablando debates basados en beneficios mutuos para Estados Unidos e Israel. Además, es crucial evitar confrontaciones públicas que podrían dañar la posición diplomática de Israel.
En definitiva, en la era Trump, la política ya no se mide únicamente por principios ideológicos, sino también por intereses económicos y estratégicos. Israel debe presentar un nuevo enfoque integral, enmarcando su relación con Estados Unidos a través de una lente empresarial de intereses compartidos, particularmente en competencia con actores globales como China y Rusia.
Según otros a Zelenski le hicieron una encerrona, durante la reunión Trump puso a su lado al vicepresidente Vance, conocido extremista contrario a seguir dando ayuda militar a Ucrania. Así que Zelenski tendría claro desde el principio que no iba ser una reunión amistosa, o de poco le valdría mejorar sus posturas o prepararse mejor, con quién no tiene ninguna intención de negociar no hay nada que hacer.
Nunca podria nadie con sentido comun estar del lado de Putin.Aguante Ucrania
Natanyahu es todo un experto!