Por el coronel (res.) Eldad Shavit y el ex embajador de Israel en Rusia, Zvi Magen
Por el momento, parece que la última diplomacia telefónica (llamadas telefónicas entre Putin y Biden y Macron, y entre Blinken y Lavrov) no logró un gran avance.
Los rusos insisten en que la conducta en Occidente destila histeria sin motivo, pero reiteran que ni siquiera en las conversaciones telefónicas hubo respuesta a las principales demandas de Moscú: el compromiso de frenar la expansión de la OTAN en Europa del Este y que Ucrania no se sume a la alianza.
El presidente Biden reiteró su advertencia durante su conversación con Putin de que «si Rusia invade [Ucrania], Estados Unidos y sus aliados le cobrarán un precio muy alto».
Al mismo tiempo, Washington aumenta su nivel de preparación militar, pero reitera que se trata de un «despliegue defensivo». Mientras tanto, una larga lista de países, incluido Israel, ha pedido a sus ciudadanos que abandonen Ucrania, tras emitir advertencias de viaje.
También se ha informado que los rusos están retirando a sus diplomáticos de Kiev.
A pesar de las repetidas advertencias y el amplio despliegue militar ruso alrededor de las fronteras de Ucrania; todavía no hay una certeza clara de que el presidente Putin haya tomado la decisión de lanzar un movimiento militar.
En cualquier caso, es probable que en los próximos días continúen los esfuerzos por encontrar una solución diplomática, incluso durante la esperada visita del canciller alemán a Kiev y Moscú.
Estados Unidos ha transmitido propuestas (no reveladas) para una solución, incluso durante las conversaciones de Biden con Putin, y los rusos señalan que todavía están explorando estas ideas.
Si bien Occidente no tiene interés en una campaña militar; al menos hasta ahora ha proyectado la determinación de no rendirse ante Putin, y es claro para Biden, así como para sus homólogos en Occidente, que su liderazgo ahora está siendo probado y su conducta tendrá un impacto directo en su capacidad para manejar los desafíos futuros.
La decisión de Israel de seguir los pasos de Estados Unidos y pedir a sus ciudadanos que abandonen Ucrania demuestra que, a pesar del comprensible deseo de distanciarse de la crisis en Europa del Este, la realidad, y ciertamente si se produce una campaña militar, requerirá que tome una posición.
En tal situación, y a pesar de la necesidad de caminar por la cuerda floja, el gobierno israelí no podrá adoptar una política que sea contraria a los intereses de la administración estadounidense, incluso a riesgo de un posible intento ruso de cobrarse un precio, probablemente en Siria, y posiblemente también como un mensaje para los estadounidenses.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies