El sistema reclamado por Volodimir Zelensky desde hace meses le permitiría llegar a los reductos militares rusos desde los que parten ataques aéreos de todo tipo
La autorización por parte de Estados Unidos del uso de misiles de largo alcance ATACMS contra objetivos en territorio ruso, adelantada por medios estadounidenses, es un cambio sustancial en la política de la administración de Joe Biden respecto a la guerra de Ucrania.
Hasta ahora, Ucrania solía podía utilizar los misiles ATACMS para sus ataques en el territorio invadido por Rusia, aunque el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, solicitaba desde hace meses emplearlos para bombardear objetivos en Rusia.
El sistema de misiles tácticos convencionales del Ejército de Tierra (ATACMS, por sus siglas en inglés) es un sistema de ataque superficie-superficie de alta precisión fabricado por la empresa estadounidense Lockheed Martin.
Los ATACMS disponen de un sistema de navegación inercial asistido por GPS y son propulsados por combustible sólido. Miden aproximadamente 4 metros de longitud, tienen un diámetro de 60,96 centímetros y cuentan con una ojiva de 226 kilogramos de explosión fragmentada.
Pueden ser lanzados desde una plataforma de lanzamiento múltiple M270 o desde el sistema móvil HIMARS (por sus siglas en inglés).
La clave: el alcance
Estados Unidos suministró a Ucrania los primeros ATACMS en 2023, pero solo para emplearlos en territorio ucraniano y en una versión con un alcance más reducido que los que han sido enviados en los últimos meses: 165 kilómetros frente a un máximo de 300.
El 3 de octubre de 2024 el Ejército de Ucrania informó de la destrucción de un valioso radar ruso modelo Nebo-M mediante un misil ATACMS, aunque no precisó dónde se produjo el ataque.
Según un relevamiento publicado por el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW por sus siglas en inglés), hay al menos 245 objetivos sensibles en el rango de alcance de este tipo de misiles.
Entre ellos se encuentran más de 200 unidades militares de diferente importancia y función, como depósitos y cuarteles, pero sobre todo bases aéreas que son utilizadas para lanzar bombardeos sobre territorio ucraniano.
Rostov on Don, en el sureste de la zona del conflicto, alberga una de ellas, rodeada de decenas de sitios militares de interés que quedarían al alcance de los ataques ucranianos.
La base de Kuzminka, los centros de entrenamiento y acuartelamiento de Kazach Lageri, también en el sureste, serían otros objetivos de los ATACMS, mientras que en el noreste el ISW destaca la base aérea de Voronezh Malshevo, tambén rodeada de decenas de depósitos y cuarteles militares de las tropas de Putin.
Sin embargo, todas las miradas estarán puestas en primer lugar en la base aérea Kursk Vostochny y sus alrededores, en la región de Kursk, donde se produjo la incursión ucraniana que aún resiste ocupando parte del territorio de Rusia y que sería la zona en la que EEUU ha autorizado específicamente el uso de los misiles de más largo alcance.
Pese a la intensa campaña por parte de Kiev para que Washington levantara la prohibición de utilizar estos misiles dentro de Rusia, la Casa Blanca no había cedido hasta ahora y en octubre apostó por una solución alternativa: 800 millones de dólares de ayuda para que la industria militar ucraniana redoblara la producción de armamento de largo alcance.
El 1 de noviembre pasado Zelenski puso sobre la mesa la posibilidad de atacar con los ATACMS a los soldados norcoreanos que se encuentran en Rusia para combatir del lado de las tropas del Kremlin en Ucrania.
Además de los ATACMS, Ucrania dispone de otros misiles de crucero, los Storm Shadow suministrados por el Reino Unido, y los SCALP-EG, proporcionados por Francia. Como en el caso anterior, su uso en territorio ruso está prohibido.
Con información de EFE
Fuente: INFOBAE