Vaiakel. Tiempo de reunión.

19 marzo, 2023 ,
Foto: Pixabay

Dr. Natalio Daitch

 «Congregó Moshé a toda la Asamblea de los hijos de Israel (…). Seis días se habrá de hacer trabajo, más el Séptimo será para vosotros consagrado, Shabat, día de descanso ante Hashem. No encenderás fuego donde quiera  que habitareis, en el día de Shabat».
Shemot/Éxodo 35: 1-3

Tiempo de reunión.

Si no supiéramos que estas lineas fueron escritas hace miles de años, diríamos que estamos abriendo el periódico, y encontrado un llamado, puede que desesperado, a todo el pueblo judío por hechos de mucha gravedad, que implican división y grieta que se suceden tanto en Israel como en las diásporas.

De hecho, la palabra Vaiakel nombre de la parashá o capítulo semanal, comparte la misma raíz hebrea de kahal que es público o congregación y de la palabra Kehilá que alude a una Comunidad judía.

El hombre gregario y la Torá.

Nuevamente repasamos frases tales como: “el hombre es un ser gregario por naturaleza”, y vemos que la Torá siempre se nos adelanta.

Ya desde el inicio de los tiempos, el Creador conoce a su creación mejor que nadie. Y por este sendero, nuestros sabios en el Tratado de Pirkei Avot de la Mishná o ley oral sentencian: “no te alejes de la comunidad”.

Por ende, el hombre necesita agruparse y vivir en sociedad.

Ya que solo, no puede, es incapaz de afrontar los problemas de la existencia y se encuentra indefenso ante la ausencia de sus semejantes.

Necesidad de vincularse.

De cualquier persona. En tener una familia, en lo social, en lo laboral, en lo religioso, y aún en lo político. Sentimos la necesidad de nuclearnos y aglutinarnos.

Reunirse y el objetivo.

Al mencionar el Shabat, Hashem indica o señala, que la reunión de las personas no debe perseguir cualquier objetivo.

Y en verdad, en la realidad de la calle, esta máxima se cumple a rajatabla. La Torá acciona entre las personas como un ecualizador, nivelando a todos los iehudim por lo menos en el aspecto esencial del ser a un mismo nivel frente al Todopoderoso. De lo contrario, la mundanidad y lo que llamamos “el tener” o las posesiones, inexorablemente nos separa.

Reunirse y no separarse. Final.

Hay tanto para decidir y tallar. Pero el extracto es claro: “tratar de unir al pueblo judío bajo esa ala protectora de la Shejiná o la divina presencia”.

Lamentablemente en el llano, no todo puede verse tan ideal, y muchas veces vemos incluso a judíos que no se comportan como hermanos con aquellos que son sus hermanos en la fe. Impresiona que muchos tienen o tenemos un doble estándar, y obvio esto ocasiona errores y horrores.

Será por eso, que en la cita de inicio dice: “No encenderéis fuego donde quiera que habitareis”, y si con lupa observamos, la palabra fuego podría también sugerir no iniciar discusiones o peleas o engaños o trampas, tanto en nuestros propios hogares como en el seno de nuestra comunidad y a nivel nacional para agitar y separar y disgregar o atizar odios o enfrentamientos persiguiendo cualquier fin que siempre será detestable a los ojos del Eterno.

Igualmente, en este segundo libro del Pentateuco se nos indica e insinúa el norte. Lo que conocemos de antes como la brújula y en la actualidad como un GPS.

Dios marca el camino y cada israelita debe decidir transitarlo en la dirección correcta.

Shabat Shalom.

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