Con sede en Kibbutz Nashonim, la empresa israelí FreezeM ayuda en el proceso de criar y suministrar moscas listas para usar en animación suspendida y se trasladen de manera sencilla. Esto cría una especie de mosca especial, la soldado negra, a escala industrial.
La compañía afirma que este proceso se logra abordando una necesidad de alternativas sostenibles a la soya y la harina de pescado. Ambas se usan mucho en la alimentación animal. La misma toma su nombre de su temprana participación en la congelación de óvulos.
“El desafío es hacer esto a escala”, dice el director ejecutivo Yuval Gilad, quien fundó la empresa junto con Idan Alyagor y Yoav Politi, del Instituto de Ciencias Weizmann. “Es necesario producir cantidades muy grandes de manera muy eficiente y consistente para reemplazar los componentes existentes en la alimentación animal”.
La empresa entrega cajas de pequeñas larvas BSF, de unos 0,5 milímetros cada una, en animación suspendida y el agricultor las revive abriendo el paquete y poniéndolas sobre desechos orgánicos. En solo dos semanas crecen hasta 8.000 veces su tamaño original. Eso no es un error. “Es equivalente a un bebé que crece al tamaño de tres elefantes en dos semanas”, añade Gilad.
El número de granjas que usan proteína de insectos es muy bajo, pero Gilad predice un crecimiento masivo en los próximos años. “La industria de la proteína de insectos está en sus inicios, por lo que su proporción del mercado total de alimentos para animales es cercana a cero en este momento”, comenta Gilad. “Ni siquiera estamos arañando la superficie. Todo el mercado de alimentos para animales es de medio billón de dólares por año. Pero la proteína de insectos recién está comenzando a incorporarse a la alimentación animal”.