Si bien la industria del whisky tiene un anclaje clásico en Escocia, en la actualidad el mercado se está expandiendo a nuevos horizontes. Lugares como Noruega, Japón e Israel, que no parecerían tener las condiciones naturales idóneas para esta producción, están comenzando a manufacturar un whisky de calidad.
Milk and Honey es la destilería más antigua de este nuevo movimiento. Radicada en Tel Aviv, Israel, fue la productora del whisky seleccionado como ganador en el concurso Best Single Malt Whisky in the World.
La empresa israelí es considerada una destilería pequeña, porque produce menos de 300.000 litros al año. Lo particular de esta empresa no es su volumen de producción, sino las técnicas innovadoras que aplican en el proceso de producción y sobre todo de envejecimiento de la bebida.
En el último tiempo, Milk and Honey tomó notoriedad por transportar 30 de sus barriles a un hotel cercano al Mar Muerto. Al tratarse del punto más bajo de la tierra, sus altas temperaturas y su humedad ayudan a acelerar el proceso de maduración del whisky.
Su estadía en el Mar Muerto también le aportó al whisky una nota de especias tostadas y vainilla en el sabor. Si bien aclaró que es difícil dar un pronóstico preciso y científico, Dana Baran, vicepresidente de marketing de la empresa afirmó que “en 3 o 4 años, obtendremos resultados aquí en Israel que obtendrías en Escocia después de 10 a 12 años”.