mié. Dic 4th, 2024

Una comunidad en su laberinto. Reflexión.

19 de noviembre de 2024 , ,
Foto: Pexels

“Hay tres cosas que nunca están satisfechas: la tumba, la muerte, y la ambición humana“.
Proverbios (del Rey Shelomó) capítulo 27

Recalculando.

Recién caminaba para llegar a mi consultorio, cuando de pronto a media cuadra veo el característico aglomeramiento de judíos que señalaba que iba a pasar por allí un difunto.

Al indagar por el fallecido me estremeció saber que era alguien a quien conocía (aunque de vista y por un eventual saludo) de hacía por lo menos treinta años.

Aguardamos casi una hora, ya que se trataba de un hombre conocido por hacer mucho jesed o bondad en la comunidad judía porteña.

La levaiá o el acompañar en el cortejo fúnebre, es una gran obligación y precepto en el judaísmo.

Recalculando II.

Nada es casualidad, debía haber pasado por la calle Ecuador para volver a mi trabajo. Si me hubiera alejado una cuadra, puede que estas líneas no se estuvieran escribiendo, y yo apurado intentado hilar las palabras y poder llegar a exponer el meollo de la cuestión que en este caso es íntima y personal, pero con proyección grupal y colectiva.

Pude apreciar, cercanos al coche que transportaba el cuerpo de este querido id (judío en idish) a dos personas que forman parte del staff (plantel) de la actual conducción de AMIA (Mutual Judía), y que hacía más de un año me vi en la obligación de recurrir a ellos, frente a un situación legal y maliciosa, que justamente provenía de las propias entrañas (de algunos integrantes) de nuestra kehilá.

Habiendo ambos, dispensado (borrado en idioma criollo) de comprometerse en ayudar a un judío del tzibur donde a todas luces mi inocencia estaba fuera de toda discusión, que se encontraba en grave peligro, debido al accionar mafioso de un grupo de judíos que accionaba y acciona bajo un maquillaje de legalidad pero que encubre una ferocidad y falsedad que nada le tiene que envidiar a los terroristas de Hamás o Hezbollah.

Esta dupla en su condición de personas ortodoxos, claramente constituía un agravante a su manejo mezcla de indiferencia, crueldad y desidia. 

Recalculando III

Demás esta decir, que experimenté cierta incomodidad. Que empañó, o generó turbiedad en mi pensamiento y en mi corazón.

Estaba ahí por el otro señor que subía al mundo de la verdad, y yo jalado contra mi voluntad en un conflicto terrenal.

Gracias a la ayuda de Hashem (D’os), mi problema se fue resolviendo para mi bien y el de toda mi familia en forma casi milagrosa.

Pero no cabe duda, que dejo estela.

Reflexión final.

Hemos trabajado (desde el llano) para que estas personas puedan ocupar puestos directivos de la AMIA encuentren un lugar adecuado de servicio.

Por otro lado, cuando los necesitamos, y no por cualquier cosa (intentar limpiar de malezas el patio interior), no se encuentran allí. ¡Se encuentran borrados!

Por el contrario, los vemos prestos para la foto, y en todos los eventos sociales o incluso presentes en estos tristes acontecimientos.

Pero no contamos con ellos, ni siquiera intentando ayudar en la hora de un peligro mortal.

Y debo remarcar, que el problema no era (ni es) solo mío, hay otras familias y menores involucrados en un tópico que de ser expuesto con claridad sería volcánico con la posibilidad de ocasionar un escándalo comunitario de tamaño descomunal.

No puedo aclarar demasiado, ni especificar, solo puedo evocar el salmo (115-17,18) que dice: “los muertos no alabarán a Hashem, ni ninguno de los que descienden al silencio”.

Y la reflexión final es una pregunta: ¿si respetamos tanto a los muertos, porque no atender e intentar auxiliar a los vivos?

El interrogante partió mi alma y mi corazón en dos. Dado que no tengo aún la respuesta, solo me quedó retornar meditabundo a mi bunker (o lugar de trabajo) pensativo y solo.

Seguramente debo recalcular mi esfuerzo y voto para la próxima elección de autoridades de AMIA.

Dr. Natalio Daitch

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