Jaim Kanievsky, uno de los rabinos más importantes del país, declaró que no aceptaría docentes no vacunados dentro de las escuelas de su comunidad. La declaración representa un importante avance de cara a la campaña de vacunación en los sectores haredim (ultraortodoxos).
Kanievsky es el líder de una gran parte de la comunidad ultraortodoxa ashkenazi, es decir, de orígenes europeos centrales u orientales. Durante la pandemia, muchas veces chocó con las autoridades, como cuando habilitó la apertura de escuelas contra la legislación nacional.
Esta vez, sin embargo, se plegó a la estrategia nacional. «Un maestro o un educador que no ha se vacunó no vendrá a enseñar», le expresó a Salman Zarka, el encargado oficial de la política contra el coronavirus.
La postura de Kanievsky es va más allá que la del propio gobierno. Según lo establecido por las autoridades, los maestros deben presentar el Pase Verde para trabajar, que se otorga a quienes estén vacunados, recuperados o que presenten una prueba de COVID negativa en las últimas 72 horas.
Aproximadamente 37.000 maestros y personal educativo no se vacunaron aún. En estos casos, deberán presentar un test de coronavirus negativo cada 72 horas, prueba que deberán pagar de sus propios bolsillos.
Las autoridades creen que presionar por la vacunación en la comunidad haredi es muy importante. Las principales ciudades haredi se han vuelto «rojas», lo que indica altas tasas de infección. Aún así, las altas infecciones no se traducen en altas tasas de enfermedades graves en este momento, y los casos graves en la comunidad haredi son en realidad desproporcionadamente bajos, aparentemente porque hay una gran proporción de jóvenes.