Un punto de inflexión para Israel y el Oriente Medio

19 abril, 2024 , , ,

Por Gidi Harari y Sarit Zahav

Durante la noche del 13 al 14 de abril se desarrolló un acontecimiento dramático de importancia estratégica, tecnológica y política para el Estado de Israel. En primer lugar, se desenmascaró la “cabeza de la serpiente”, lo que obligó a Irán a responder directamente por primera vez desde el inicio de la CEG (la Campaña Entre Guerras, la campaña militar de bajo perfil para alterar el atrincheramiento regional iraní), en lugar de hacerlo a través de proxies [representantes]. La guerra por medio de proxies es el modus operandi al que Irán estaba acostumbrado y ha preferido durante muchos años.

Intencionalmente o no (realmente no importa), Israel presentó a la dirigencia iraní un desafío que la obligó a responder directamente.

El ataque en Damasco y la eliminación de un comandante de alto rango de la Guardia Revolucionaria Islámica, Mohammad Reza Zahedi, en su oficina adyacente a la embajada iraní en Damasco no dejó a la República Islámica otra opción.

Este hecho se produjo tras la eliminación de 18 generales iraníes en Siria en operaciones atribuidas a Israel desde la apertura del frente norte contra el país por parte de proxies [representantes] iraníes.
Otra respuesta iraní a través de proxies [representantes] habría sido percibida como una señal de debilidad y cobardía por las organizaciones satélite del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica: entre las milicias chiís apoyadas por Irán en todo el Medio Oriente, con Hezbollah a la cabeza.

De hecho, al régimen iraní no le quedó otra opción que responder decisivamente en un intento de demostrar su destreza militar y tecnológica, de la que Irán ha estado alardeando durante años, y demostrar a los aliados iraníes que Teherán también está dispuesto a contribuir con su parte a la ‘lucha’ de ‘la resistencia islámica’ (Al-Muqawama Al-Islamiyah), cuando los iraníes son atacados e insultados de manera dolorosa.

Esto ocurrió a pesar de la lógica básica de Irán, que lo vio invertir fuertemente en la creación de milicias proxies en Medio Oriente, que podrían haber manejado efectivamente una campaña contra Israel y la presencia occidental en la región, manteniendo al propio Irán fuera de la contienda.

En segundo lugar, la capacidad extraordinaria y única del sistema de defensa aérea israelí de múltiples capas, del que se ha hablado durante tantos años (para bien o para mal) y que nunca había sido hasta ahora puesto a prueba en su totalidad desde el punto de vista operativo. Las extraordinarias capacidades del sistema fueron reveladas al público israelí e internacional.

Esta capacidad es absolutamente única en el mundo y sin duda ha contribuido significativamente a fortalecer la imagen de Israel, por un lado, y a renovar la confianza del público israelí en el sistema de defensa, por el otro, cuya importancia no debe subestimarse desde los acontecimientos del 7 de octubre. Esto representa una contribución significativa a la resiliencia nacional de Israel.

En tercer lugar, los iraníes lograron agitar, poner en primer plano y desafiar la alianza estratégica entre Israel y el mundo libre y la asociación regional, vínculos que aún no se habían puesto a prueba a tal escala.

La alianza estratégica entre Israel y Estados Unidos desempeña un papel crucial para asegurar el futuro del Estado de Israel como entidad judía, democrática, liberal, occidental y poderosa en Medio Oriente, una región que está siendo cada vez más conquistada por una potencia regional con una agenda islámica chií radical y tenebrosa, que también está poniendo en peligro cada vez más a los estados occidentales.
La alianza israelí-estadounidense es en gran medida la clave para la capacidad de Israel de revertir su estatus internacional erosionado (incluso en el propio Estados Unidos) y obtener legitimidad para la guerra que está llevando a cabo contra el Islam radical en todos los frentes.

La noche del 14 de abril presenta, por tanto, una oportunidad única y singular. Israel debe explotarla plenamente.

Mientras tanto, a nivel regional, a lo largo de los años, se han construido gradualmente relaciones estratégicas públicas y encubiertas entre Israel y los Estados árabes suníes de la zona, que también ven la amenaza iraní como un peligro claro e inmediato para su propia seguridad.

El 14 de abril, la inclusión de Israel en CENTCOM demostró ser un paso adicional para construir una valiosa cooperación en materia de seguridad entre Israel y los estados árabes suníes.
La capacidad de interceptar el 99% de los cohetes también se debe a la cooperación en el ámbito de la defensa aérea con Jordania, Arabia Saudita y otros Países del Golfo, por encima de los cuales atravesó una parte importante de los proyectiles iraníes.

Por lo tanto, es el momento adecuado para avanzar en la normalización con Arabia Saudita, lo que también traerá un cambio significativo en las relaciones con Jordania (un país amenazado por Irán tanto directa como indirectamente, más que Israel), una normalización arraigada en intereses compartidos más que en valores compartidos.

En nuestro mundo, sin embargo, históricamente los acuerdos de paz y los acuerdos de normalización se firmaron y mantuvieron no por amor sino por una comunidad de intereses que deben cultivarse y preservarse a lo largo del tiempo.

Es hora de que Israel escuche a sus amigos y aliados, los recompense por su posición excepcional a su lado y permita que Estados Unidos lidere la coalición hacia un posible acuerdo con Arabia Saudita.

En el Medio Oriente árabe, los beduinos tienen un dicho: «Me vengué después de 40 años, y aun así me apresuré demasiado».

Esto debería guiar ahora a Israel contra Irán. Vendrán represalias contra Irán, pero por ahora no es el punto principal de la lista de prioridades, y no hay necesidad de que lleguen en forma de columnas de fuego y humo.

En este momento, hay prioridades más apremiantes: asegurar el regreso de los rehenes israelíes y derrotar a Hamás.

Las represalias pueden ser muy dolorosas, incluso cuando ocurren de manera menos abierta. Israel tiene las herramientas para hacer esto.

Israel necesita enviar un mensaje ahora de que la respuesta será en el momento y lugar que le resulte conveniente. Un mensaje así también tendrá la ventaja añadida de mantener a los iraníes en un estado de incertidumbre a lo largo del tiempo.

En conclusión, ahora es el momento de abordar la amenaza real al Estado de Israel desde el exterior, construyendo vínculos internacionales y regionales que apoyen un esfuerzo ofensivo (no sólo defensivo) contra la amenaza iraní, apuntando tanto a sus capacidades convencionales que amenazan a Israel población y el desarrollo de armas nucleares o químicas no convencionales.

Fuente: Alma – Research and Education Center

Gidi Harari es investigador en el Centro Alma y teniente coronel de reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Sirvió durante muchos años en la Dirección de Inteligencia Militar y es un experto en el Líbano y los desafíos de seguridad.

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