Desde el 7 de octubre, con el inesperado ataque de Hamás que dejó cerca de 1400 muertos, en su mayoría civiles, los hospitales y centros médicos se encuentran en estado de alerta, intentando adaptar su funcionamiento para tratar a todos los heridos y las víctimas de los ataques.
La Unidad de Neurocirugía Endovascular del Centro Médico Sheba, que habitualmente trabaja con pacientes con aneurismas, derrames cerebrales y accidentes cerebrovasculares, ahora está trabajando para adaptar sus tratamientos para nuevos casos relacionados con la guerra.
Gal Yaniv, director del departamento, explicó que “cada caso es único y muy diferente de los pacientes que tratamos habitualmente”. Además, agregó que, si bien son uno de los centros médicos con más experiencia en el tratamiento de estos problemas, “estos son algunos de los casos de aneurisma más difíciles que hemos encontrado”.
Los traumatismos craneoencefálicos que se producen a partir de heridas por misiles, escombros o balas tienen algunas particularidades que hacen que su tratamiento sea más riesgoso. Muchos de ellos desarrollan aneurismas, es decir, un bulto anormal en los vasos sanguíneos, que puede romperse durante las cirugías.
La mayoría de los soldados son jóvenes, y por eso son distintos a los pacientes que habitualmente tienen este problema de salud, al que estadísticamente son más propensas las personas de más de 40 años, producto del debilitamiento de los vasos sanguíneos.
Para tratar estas heridas de guerra, el hospital está utilizando algoritmos avanzados de Inteligencia Artificial para detectar aneurismas u otras enfermedades graves. Para esto, utilizan el sistema desarrollado por Aidoc, una startup nacional.