¿Un golpe palaciego en el Likud?

Gideon Saar y Benjamín Netanyahu Foto: GPO Amos Ben Gershom

A diferencia de la derecha política, que se ha sabido encolumnar alrededor de un solo líder -por ejemplo Menachem Begin, y Benjamín Netanyahu- a lo largo del tiempo; la izquierda ha tenido por costumbre devorar a sus máximos dirigentes.

El actual presidente del Partido Laborista, Avi Gabbay, parece que tampoco escapará a ese cruel destino, si se materializan los oscuros pronósticos de las encuestas de que su agrupación difícilmente alcance los dos dígitos, en los comicios programados para el 9 de abril.

En completo contraste con el laborismo que tiene por hábito fagocitar a sus presidentes, los líderes máximos del partido religioso nacional Habait Haiehudí (Hogar Judío), los ministros Naftalí Bennett, y Ayelet Shaked,  decidieron sorpresivamente abandonar a sus bases y desertaron de la “aeronave” en pleno vuelo. Más a tono con la “Generación Y” o los “millennials”, el dúo  evacuó el partido –dicen los comentaristas- como si fuera un “exit”. Es decir, como si se tratara de la estrategia empresarial muy de moda en el mundo de la alta tecnología para la puesta en venta de una compañía. Con justa razón o sin ella, Bennett y Shaked citaron la rigidez estructural de la agrupación política de los rabinos que dificultaba incorporar a los laicos a su proyecto, como el motivo para emigrar para fundar el partido de la “Nueva Derecha”.

Tras ser elegido nuevo líder del partido religioso nacional,  Rafi Peretz,  (ex piloto de combate helicópteros y ex rabino principal de las Fuerzas de Defensa de Israel) no ocultó su ira con Bennett y Shaked al apuntar sin nombrarlos que hay quienes entran en la facción política, para usarla y seguir su camino.

Es notable que los sondeos predicen que las dos estructuras políticas tradicionales, que provienen de la época del Mandato Británico, el laborismo y Habait Haiehudí (descendiente directo del viejo “Mafdal” [sucesor a su vez de la alianza de “Mizrachi” y “Hapoel HaMizrachi”]) se disponen a estrellarse en las próximas elecciones.

Mientras tanto, el primer ministro prosigue con lo que pareciera ser el modus operandi de “talar los árboles”, que considera que le pueden llegar a hacer sombra, por pequeños que sean. De esta manera, Netanyahu ha convertido sin querer a las aburridas primarias del Likud, en una interesante pulseada entre sí mismo y el ex ministro, Gideón Saar. No hay duda que los medios de comunicación, que suman emoción al drama, se encuadrarán detrás de Saar. Todo esto aunque sea para encrespar al jefe del Gobierno.

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