Un estudio liderado por Jennifer Resnik, del Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad Ben-Gurión del Néguev arrojó resultados que desscubren cómo el estrés crónico altera la manera en que el cerebro procesa los sonidos.
En un estudio realizado en ratones, el equipo de investigación examinó cómo el estrés crónico influye en la forma en que el cerebro procesa los sonidos, más allá de su impacto en el oído.
Luego de varias pruebas, se reveló que la exposición prolongada al estrés provoca una disminución en la respuesta del cerebro a sonidos de baja intensidad, mientras que los sonidos más fuertes mantienen una reacción sólida.
Según Resnik, este efecto podría deberse a un aumento en la actividad de un tipo específico de célula inhibitoria en el cerebro, conocida como SST, que regulan la excitabilidad de otras neuronas y desempeñan un papel clave en el aprendizaje y la memoria.
Resnik explicpo que la investigación “sugiere que el estrés repetido no solo influye en nuestras reacciones ante estímulos cargados emocionalmente, sino que también puede alterar la manera en que respondemos a estímulos neutros en la vida diaria”.