«La Kabalá (doctrina mística judía) y la Torá (los cinco primeros libros de la Biblia) dicen que este es un día bueno y de alegría incomparable», explica el rabino Yitzhak Batzri en la versión electrónica del «Jerusalem Post».
El rabino Batzri detalla que durante este día se realizan varios rezos especiales en su yeshivá y aquellos alumnos que no llegan, acostumbran a enviar cartas por fax. Lo hacen para que sus nombres se incluyan en las oraciones.
Algunas jóvenes religiosas se reúnen para bailar en lugares del centro de la ciudad y otras acuden al Museo de los Salmos. Allí recitan oraciones capaces de provocar la llegada del amor.
La única “mancha” que tuvo este día tan especial para el judaísmo fue luego de la destrucción del antiguo templo judío por los romanos. Aquella tragedia fue en el año 70 de nuestra era y no se celebró este día hasta la creación del Estado de Israel en 1948.
Según la «Mishná», uno de los libros más importantes de la tradición judía, esta fiesta fue una celebración importante que se conmemoraba el día 15 del mes de Av, según el calendario judío, durante todos los años en los que permaneció en pie el Segundo Templo, del 586 a.C al 70 d.C.
La tradición cuenta que las doncellas de Jerusalén salían con vestidos blancos prestados para evitar la vergüenza de las más pobres y que la gente identifique el pasar económica de cada una. Los hombres bailaban en los viñedos a donde llegaban con el fin de conseguir esposas.
Por este día, varios diarios presentan resultados de encuestas y dichos relacionados con los matrimonios israelíes. Según los mismos, la edad promedio en las que se casan los israelíes es de 24 años las mujeres y 27 años los varones.