Por Beni Sabti
El ataque israelí a bases del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y fábricas de defensa en Irán ha generado reacciones inesperadas en los medios oficiales y en las redes sociales, donde activa un gran segmento del público iraní.
Si bien el régimen iraní minimizó el ataque y su impacto (afirmando que Israel no logró sus objetivos y que la “superioridad iraní” permanece intacta); la respuesta del público estuvo marcada por la decepción.
El público iraní reconoció la ventaja militar y tecnológica de Israel sobre el CGRI y las defensas aéreas de Irán, pero aparentemente esperaba que Israel también atacara a altos funcionarios y símbolos de poder, con el objetivo de desestabilizar o incluso intentar derrocar al régimen.
Esta decepción probablemente se debe a las grandes expectativas de que el ataque tendría un impacto significativo en la vida cotidiana de los civiles, como lo demuestran las largas colas de combustible, especialmente durante las horas del ataque, y los informes sobre el almacenamiento de alimentos.
Sin embargo, los pronósticos de graves alteraciones del régimen y de la vida cotidiana no se materializaron.
La decepción del público fue evidente en las respuestas en Telegram y Twitter, y algunos iraníes incluso criticaron a Israel por no igualar la atmósfera predominante que insinuaba un ataque que sacudiría al régimen.
Los comentarios incluyeron: “Israel: ¡¿qué tipo de ataque fue este?! ¡No causó daños ni mató a ningún alto funcionario!”, “Teníamos grandes expectativas porque los miembros del gobierno israelí hicieron grandes promesas” y “Si Israel se conforma con esto, cometerá un error estratégico, ya que el régimen iraní no tiene en cuenta la vidas de iraníes o israelíes”.
Este sentimiento parece estar arraigado en el enfoque de todo o nada de muchos iraníes, que prefieren acciones máximas de estilo “eliminación rápida” a respuestas graduales o calculadas.
El público tampoco está dispuesto a considerar factores como las restricciones internacionales o las consideraciones internas israelíes.
Así, el día después del ataque, el público decepcionado se preguntaba por qué Israel, que invirtió tanto en un ataque preciso, no dirigió parte de sus esfuerzos a debilitar significativamente el liderazgo religioso de Irán.
Sin embargo, algunas voces especulan que los dos países continuarán su conflicto, lo que hace probable que futuros intercambios tengan como objetivo símbolos del régimen iraní a medida que las tensiones aumenten aún más.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies