Semanas de angostura. Reflexión.

La Policía judía desplegada en el Gueto de Varsovia (1941) - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 3.0 de

» Tus destruidores y tus asoladores saldrán de tí».
Isaías 49-17

Del 17 de Tamuz al 9 de Av.

Ingresamos los judíos en una época de penumbra y de reflexión. Hay tristeza y se disminuye la alegría. No se escucha música ni se realizan compromisos matrimoniales. Pero la Torá, y los diversos rabinos y exégetas, no se conforman con lamentaciones superficiales, donde los responsables son siempre enemigos externos. Esos ajenos, y odiadores seriales del pueblo judío, o en una consideración más benigna, bárbaros siempre codiciosos de conquista y de expandir sus imperios y dominios.

Como siempre el judaísmo talla profundo, buscando causas ocultas, que sean la razón de nuestras desdichas e infortunios. Se trata de un trabajo que debemos emprender cada uno en forma particular, y de alguna otra forma también considerando nuestro accionar en forma colectiva y grupal.

En este último Shabat he leído que el Rey Nabucodonosor era un pariente lejano del Rey Salomón.


Asimilación. Autoodio y otras yerbas.

No soy profeta, ni mucho menos autoridad rabínica, pero en mi niñez he sido testigo de la destrucción moral de la mayor parte de la comunidad judía de Rosario. Y es que la férrea oposición de la dirigencia judía de aquella época a traer rabinos raigales que puedan orientar a una juventud perdida, trajo como consecuencia una devastación asimilatoria sin precedentes.

Esto que cito es solo un ejemplo, de lo que ha sucedido y sucede en muchas kehilot y lugares del país y del mundo.

Policía judía en los Guetos.

Una inédita película ha salido recientemente a la luz, filmada por un polaco no-judío, donde se puede apreciar a un» policía judío» servil a los nazis, atrapando a un pequeño contrabandista de alimentos al lado del paredón del gueto de Varsovia y azotándolo con una escoba y un palo. El niño judío logra escapar, lastimado y sangrando y corre buscando refugio hacia el interior de las calles del hacinado gueto. ¿Su culpa? Solo querer contrabandear comida para su familia y para el hambreado gueto.

Haskalá y Maskilim. Tragedia ilustrada.

En los siglos XVIII y XIX, prominentes figuras del judaísmo europeo iniciarion un movimiento tendiente a sacar a los judíos del gueto, no solo en el sentido físico, sino también mental. La idea era supuestamente al perder valores judíos tradicionales, poder integrarse mejor a la sociedad gentil y disminuir el antisemitismo. Demás está decir, que, de estos dirigentes, sus nietos ya se encontraban asimilados totalmente y perdidos para el pueblo judío. Lo único que habían logrado es romper la cadena generacional.

Reflexión final.

Sin ánimo de traspasar las prohibiciones del lashón hará (hablar mal sobre individuos o sobre el colectivo hebreo), son estos hechos históricos mencionados, nombrados y reconocidos. Desunión, avoda zará o dedicarse a un trabajo extraño a lo que dice el manual judío o Torá. Asimilación y falta de amor para con el prójimo y hacia nuestros hermanos en desgracia, son señales o simanim que debemos repensar, y obvio el que escribe a la cabeza y primero en estos días de aflicción.

Aún en Israel muchos asentamientos judíos fueron forzados a evacuar, y es el propio ejército judío que recibe la orden de echar de sus tierras a sus hermanos judíos, a la vista de los palestinos que se alegran como judíos se pelean entre ellos, siendo que para los árabes-palestinos ambos son blancos legítimos dentro y fuera de la linea verde. También los nazis formaron una «policía judía» colaboracionistas forzados o por vocación, a los fines de que los judíos se pelearan entre ellos y poder aniquilarlos mejor. Aclaro, las FDI no es la policía judía del gueto, pero el resultado es el mismo en este punto.

Si estas lineas aportan a la reflexión que la unión hace la fuerza, repasar páginas tristes y vergonzantes de nuestra historia en diferentes épocas y lugares habrá servido de algo. De lo contrario, nuevos días pasarán, y siendo que no hemos identificado claramente los motivos de nuestra tragedia nacional e histórica, no estaremos en disposición de reparar lo destruido o abandonado, y nuestro pesar difícilmente aportará algo en positivo.

Para concluir cito al escritor y poeta español George Santayana (1863-1952): «Los que no pueden recordar el pasado, están condenados a repetirlo».

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