Por Eldad Shavit
Está prevista hoy en Washington la periódica reunión estratégica entre EE. UU. e Israel sobre Irán (la primera bajo el actual gobierno), con la participación del ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, el Asesor de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi y altos funcionarios del establishment de seguridad.
La reunión tendrá lugar bajo el telón de fondo de las tensiones entre los dos países a raíz del profundo descontento de Washington con la conducta de Israel en el contexto palestino.
Más allá de los mensajes expresados a todos los niveles en contra de cualquier medida unilateral prevista, la Administración se enfureció por la declaración del ministro de Finanzas [Bezalel Smotrich], que luego se retractó, de que «el Gobierno israelí debe aniquilar la aldea de Huwara».
Además de enfurecerse por la declaración, que fue condenada por el portavoz del Departamento de Estado de EE. UU. como «irresponsable, repugnante y asquerosa»; la Administración está muy preocupada de que los acontecimientos puedan conducir a un período de inestabilidad, lo que requerirá que invierta recursos diplomáticos, mientras que su atención debería, en su opinión, dirigirse hacia otras arenas tales como la competencia con China y la guerra en Ucrania.
Además, la Administración también está preocupada por la determinación del Gobierno israelí de avanzar con la legislación para cambiar el sistema judicial y las protestas en curso contra esas medidas.
Las declaraciones del presidente [Joe] Biden y el secretario de Estado [Antony] Blinken evidencian estas preocupaciones, aunque hasta ahora la Administración se ha mantenido cautelosa en su respuesta.
La evaluación es que la Administración invertirá ahora la mayor parte de sus esfuerzos en tratar de evitar una escalada en la arena palestina.
Es probable que estos esfuerzos también se reflejen durante las reuniones planificadas en Washington.
En el contexto iraní, las discusiones probablemente se verán afectadas en parte por el resultado de la visita a Teherán del jefe de la OIEA, Rafael Grossi, el pasado fin de semana.
Las conclusiones alcanzadas entre Grossi y los iraníes, al parecer, permitirán a los EE. UU. finalizar la próxima reunión de la Junta de Gobernadores sin una decisión en contra de Irán y facilitarán que la Administración continúe con su política actual, que por un lado aboga por la continuación de las sanciones a Teherán, pero, por otro lado, deja una apertura para la reanudación del diálogo y ciertamente no apoya ningún anuncio sobre la “muerte” del acuerdo.
Todo esto mientras en el fondo, la Administración se da cuenta de que no tiene una política alternativa, en parte dada la realidad de que sus prioridades están enfocadas en otros asuntos.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies