Recordamos y no olvidamos, sin letra pequeña

Auschwitz - Foto Wikipedia

José Ignacio Rodríguez

La letra pequeña no se lee en la mayoría de los documentos o contratos. Cuando hablamos de letra pequeña nos referimos a esos párrafos que suelen estar a píe de página de los impresos, sean del tipo que sea, a los cuales la mayoría no les presta atención. En el caso que hoy nos compete, El Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, sucede algo muy parecido. Una letra pequeña que la veremos una vez más, en pocos días.

Un párrafo muy conocido dice así “La Asamblea General de las Naciones Unidas decide el 1 de noviembre de 2005, en la Resolución 60/71 designar el 27 de enero Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto” Bueno hasta aquí todo normal. La comunidad internacional representada por la Organización de Naciones Unidas tiene también en su documentación, en particular la referente al Holocausto, esos párrafos que hemos definido como letra pequeña. Unos mensajes que no solamente definimos como letra pequeña por estar en un cuerpo tipográfico pequeño, sino por estar en medio de otros grandes mensajes que no permiten fijar la atención, en lo que realmente quieren decir. A eso lo llamamos leer entre líneas.

Por lo general cuando se habla del Holocausto siempre se nombra otros holocaustos, pero ¿Alguna catástrofe humanitaria se puede comparar al Holocausto? ¿Algún genocidio de los muchos que se han producido se ha saldado con más de seis millones de víctimas? No estoy minimizando las crueldades que muchos han cometido y siguen cometiendo contra los seres humanos, sino intentando señalar la difícil comparación entre el Holocausto con mayúsculas y otros acontecimientos que reflejan la crueldad del mal llamado ser humano.

El siguiente párrafo ha publicado la UNESCO por medio de su anterior directora general Irina Bokova “La historia de ese genocidio perpetrado durante la Segunda Guerra Mundial no pertenece solamente al pasado. Es una historia viva, que nos concierne a todos, cualesquiera que sean nuestras distintas procedencias, culturas o religiones. Después del Holocausto se han producido otros genocidios, en varios continentes”. A simple vista correcto, pero si buscamos la letra pequeña, o leemos entre líneas, podremos atisbar como el Holocausto se pretende diluir por comparación con otros trágicos acontecimientos. El Holocausto fue un genocidio, pero no todos los genocidios son el Holocausto.

Otra vez insisto en que no estoy minimizando la muerte de ningún ser humano, pero hacer una comparación del Holocausto, con mayúsculas por ser nombre propio, con otros genocidios es minimizar el único Genocidio que se pueda llamar un verdadero Holocausto ¿Algún genocidio de nuestra historia reciente ha dejado 6.000.000 de víctimas? Los campos de exterminio nazis no se pueden comparar a ningún campo de refugiados. Otra odiosa comparación que les gusta hacer a los medios refiriéndose, a los campos de refugiados palestinos ¿En los campos de exterminio nazi tenían los judíos misiles, armas pesadas, tanques, combustible o neveras llenas de alimentos? Nos damos cuenta de la letra pequeña. No dejemos de leer entre líneas.

Los hombres y las mujeres de bien de todo el mundo tenemos que recordar que “en esa fecha, en 1945, el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz-Birkenau en Polonia” pero no podemos olvidar que se sigue amenazando, hoy en día, con la aniquilación de Israel y de los judíos de todo el mundo. Toda comparativa con el Holocausto es una forma de minimizarlo, que no debemos permitir. Recordamos, pero no olvidamos, ni perdonamos. El perdón es un atributo exclusivo del Eterno que no podemos minimizar aplicándolo por nuestra propia cuenta ¡Al Eterno lo que es del Eterno!

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