Rab. Moshé Mohadeb Z»L.

23 enero, 2022
Rab. Moshé Mohadeb Z"L.

Dr. Natalio Daitch

La grandeza y la humildad.

La comunidad del Templo Shaarei Tefilá (Puertas de Oración) de la ciudad de Buenos Aires, ha perdido en el día de ayer a su líder espiritual. Ese temor latente y oculto, que muchos intentamos disipar en los últimos años nos ha alcanzado. Y no solo Puertas de Oración ha perdido a su Jajam (Sabio) que ha guiado a esta kehilá por 25 años, y es que esta merma afecta a todo el conjunto de la judeidad en la argentina y seguramente y creo no exagerar en el mundo entero.


El hombre y sus virtudes.

No cabe duda para aquellos que lo hemos conocido, que muchos adjetivos le caben: Jajam, tzadik, Jasid, hombre de Torá y hombre de verdad y rectitud, que insistía en inculcar temor al cielo, e insistía de modo obsesivo en reclamar silencio en las tefilot y un comportamiento acorde a la santidad del Beit Haknéset.

Pero tanto sus bendiciones como cuando reprendía, solo estaba inspirado en hacer rectificar conductas y para bien de toda la congregación, en este y en cualquier tópico que se tratase.


Su presencia.

Su sola presencia lograba motorizar y movilizar a muchos de nosotros, a buscar más idishkait (judaísmo). Y el solo verlo, nos daba seguridad que contábamos con «el Rabino» en quien podíamos sostenernos y confiar y consultar.

Por lo menos dos de mis hijas recibieron su bendición, y frente a nuestra angustia por diversas dolencias físicas o anímicas de nuestros seres queridos, para nuestra sorpresa siempre fuimos bien recibidos inclusive en domingo, día donde el Rab con todo derecho hubiera podido negarse, ya que restamos tiempo a su descanso, y sin embargo no lo hizo.


Luminaria celestial.

Tengo claro que no soy el más adecuado para nombrar, citar o escribir sobre el Rab Moshé  Mohadeb Z»L. He escuchado decir que los tzadikim no tienen descanso ni en este ni en el otro mundo.

No sé que decir, ni que responder, el Rab escapaba a toda clase de honores y reconocimientos. solo citar que, con su desaparición física a sus 92 años, como dice en el Libro de Lamentaciones 5-16: «Cayó la corona de nuestra cabeza.¡Ay de nosotros, hemos pecado!

Y para concluir, en cierta oportunidad estando internado (hace unos años), una noche me acerque al sanatorio y pregunte a su familia si el Rab estaba en condiciones de recibir visitas y si deseaba recibir visitas, su familia me permitió visitarlo, y el Rab me agradeció que hubiera venido a verlo. Y yo solo atine a decirle: «Rab, nosotros (la congregación) lo necesitamos». Y en la impresionante y multitudinaria Levaiá que tuvo lugar, y de los discursos de los distinguidos Rabanim y familiares que tomaron la palabra, esta consigna fue una constante, pedirle al Jajam que estando ya en el mundo de la verdad, hiciera tefilá por nosotros y pidiera rajamim o misericordia por todo el pueblo de Israel.

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