¿Qué es lo que motiva a las «glorias del pasado»?

Israelíes protestan en Tel Aviv contra el plan de anexión de Cisjordania Foto: REUTERS/Ammar Awad

¿Cómo es que principales integrantes retirados del establishment de defensa israelí han terminado ubicándose en la izquierda política, y a veces incluso en la izquierda radical? Tras haber dedicado su vida profesional a la tarea de defender el país y ejecutar las órdenes del escalafón político, ahora encabezan varios movimientos «anti».

Los altos oficiales retirados y los oficiales del establishment de defensa israelí son un grupo de élite. Al contrario de lo que cabría esperar, los miembros de esta élite ondean ahora la bandera de la izquierda «progresista» y su rígidamente aplicada cultura políticamente correcta. Apoyan el secuestro de la agenda pública por parte de la izquierda al engrandecer el ilustrado «nosotros», cuya humanidad supuestamente contrasta con la de la manada ignorante. Este estado de ánimo también se exhibe en los medios de comunicación, que rutinariamente apuntan su burla a los ministros y políticos de alto rango del Likud.

El filósofo inglés, John Locke, considerado el padre del liberalismo, le dio al mundo los principios iluministras que llevaron a la humanidad a adoptar la idea de que existen derechos naturalmente inherentes a la vida, la libertad y la propiedad. En su forma moderna, el liberalismo se ocupa de las relaciones entre ciudadanos y Gobierno, enfatizando la libertad de movimiento, la libertad de expresión, etcétera. ¿Es esta la autoridad intelectual que guía a los auto glorificados líderes de opinión de Israel? No parece que sea así, aunque los opositores de la ideología de derecha, dirigida por Benjamín Netanyahu, afirman estar unidos en su devoción hacia una cosmovisión «universalista progresista».

Para el ilustrado contingente «anti», Netanyahu es un demonio que debe ser combatido por cualquier medio legítimo necesario, incluso si esas medidas rayan la anarquía. Desde su punto de vista, el mismo hilo oscuro recorre las acusaciones de corrupción, la economía de la avaricia, la «ocupación» y, por supuesto, el plan de «anexión» para la Cisjordania. Expulsar a Netanyahu, supuestamente reventaría el dique que se interpone entre todo lo que es malvado en la tierra y una nueva era, en la que la anhelada utopía progresista se convierte en realidad.

Sería ingenuo pensar que el gremio de las «glorias del pasado» solo quiere hacer un poco de limpieza, afirmar su integridad y eliminar la corrupción. Apuntan a algo mucho más alto: una transición gradual en el dominio político o, para decirlo más explícitamente, una incorporación de la ideología de la izquierda, lo que implicaría separarse de los palestinos a través de una solución de dos Estados en la línea de las fronteras de junio ​​de 1967. Este elevado objetivo tiene un fuerte viento de cola de elementos semi-gubernamentales en el Occidente «liberal». Uno podría caracterizar esta mentalidad como una versión actualizada del post-sionismo, que valora los principios universales antes que la justicia histórica o un vínculo nacional con la Tierra de Israel.

El camino hacia este anhelado objetivo se allana transmitiendo mensajes contundentes y resonantes en todo el espectro de los medios. Esto no es difícil, ya que la mayoría de los principales medios de comunicación simpatizan con la posición progresista. Su cobertura es, por lo tanto, casi siempre sesgada.

El mundo militar tiene su propio término para estos esfuerzos de ingeniería de la consciencia: guerra psicológica. La familiaridad de los generales retirados con esta técnica les da una ventaja. Su capacidad para hacer un uso sofisticado de esta herramienta para satisfacer sus propósitos funciona como una especie de multiplicador de fuerza.

La derecha política sostiene que una sólida mayoría de la población judía de Israel apoya a Netanyahu, y las tendencias indican que ese apoyo está aumentando. Las ruidosas campañas de las iluminadas «glorias del pasado» están dejando huella, pero parece estar principalmente entre aquellos que ya están persuadidos. Su conciencia de este hecho los perturba sin fin, agravando aún más su impulso de protestar e incluso proporcionando una justificación intelectual a su violación de las reglas del juego democrático.

Fuente: BESA Centro Begin-Sadat para Estudios Estratégicos.

El Dr. Raphael G. Bouchnik-Chen es coronel retirado; se desempeñó como analista senior en Inteligencia Militar de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

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