¿Qué depara el futuro comercio entre Israel y Venezuela?

25 febrero, 2019
Manifestación por Venezuela en Tel Aviv, 2019. Foto: Cortesía

Por Natan Lederman – Investigador invitado de la Universidad de Tel Aviv

Cuando consideramos la clase de cooperación o asistencia que Israel podría brindar a Venezuela a partir de su propia experiencia de desarrollo, una vez que se restituyan y normalicen las relaciones comerciales y diplomáticas, resulta inevitable pensar en un tipo de sinergia basada en sus logros más recientes y que la han convertido en un enclave destacado en innovación  y emprendimiento en todos los campos, además de sus conocidos éxitos en materia de agricultura, educación y formación de pequeñas y medianas empresas.

Un tema menos conocido y popular se refiere a la actividad comercial de Israel que la ha llevado a situarse como un país con un nivel de intercambio comercial por habitante 3.6 veces superior a la media mundial a lo largo de los  últimos 15 años, permitiendo de esta manera que sus ciudadanos disfruten de una mayor oferta de bienes provenientes del intercambio con otros países en contraste con lo que podría haber obtenido produciendo y comerciando de manera aislada, concentrando  sus recursos en aquellas actividades en las que posee ventajas comparativas y que le han permitido especializarse en productos con alto valor agregado en conocimientos.

Por otra parte, cuando pensamos en las ganancias para Israel, como país importador, del restablecimiento de su comercio con Israel  la  primera cosa que se nos viene a la mente  es la palabra “petróleo”, a pesar de la merma que ha experimentado la industria en los últimos 20 años, no obstante ser el país con las mayores reservas de petróleo a nivel mundial y del super boom de precios por más de aproximadamente una década y que hoy en día como resultado de los malos manejos, falta de inversión, corrupción y caída drástica de sus ingresos se encuentra en su peor estado en 70 años, con niveles de producción casi equivalentes a los tiempos del descubrimiento del oro negro  en las primeras décadas del siglo pasado.

Existe otra historia, quizás menos conocida, referida a un grupo de industriales heroicos, que contra viento y marea y a pesar de todas las agresiones y vicisitudes  y del acoso del que han sido víctimas aún  mantienen sus empresas en pie, produciendo y operando, más por un empeño personal y el deseo de conservar vivo un sueño, en medio de un entorno plagado de contingencias y amenazas y concebido para aplastar cualquier iniciativa. Algunos de ellos, por cierto, miembros de la comunidad judía en Venezuela. Son los sobrevivientes del holocausto económico. Como afirmara hace unos meses atrás el Presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, pasamos de tener un parque industrial de 12.500 establecimientos en 2013 a apenas 2.500 en los actuales momentos, una tasa de destrucción sin paragón en la historia contemporánea de América Latina, propio de una economía de guerra.

Las empresas que todavía se sostienen, algunas sobrevivientes del período de la llamada sustitución de importaciones y de los vaivenes de la política industrial de diferentes gobiernos y otras más jóvenes, constituyen los cimientos sobre los cuales será indispensable reconstruir la economía venezolana con base en una estrategia de diversificación productiva en la cual el petróleo progresivamente ira perdiendo su papel protagónico, entre otras cosas como resultado de los cambios que se vienen registrando, de manera cada vez más acelerada en la matriz energética mundial.

¿Dónde se encuentran las oportunidades?

La información que añado a continuación es el resultado parcial del trabajo de investigación que llevo a cabo en la Universidad de Tel Aviv y que permite identificar el potencial exportador de los países a partir del desglose de su actividad económica a nivel de producto, dirigido a un mercado específico, tomando en cuenta tres factores: la oferta exportable, la demanda existente y las facilidades de exportación. Con base en estos factores y dependiendo de las características y necesidades de cada país se puede a su vez recurrir a dos tipos de análisis. El primero se apoya en un indicador de potencial exportador construido a partir de la identificación de la brecha existente entre los mercados de exportación establecidos y la demanda no realizada y que facilita la caracterización de las oportunidades para la conquista y penetración de nuevos mercados, o la ampliación de los mismos.

Tomando como fundamento los llamados modelos gravitacionales de comercio, los cuales, a partir de un concepto análogo a la ley de Newton que relaciona la atracción entre dos objetos en función de su tamaño y distancia, se hace posible detectar fortalezas y debilidades en el comercio internacional.   Son tomadas en consideración variables como el tamaño de las economías o a un nivel más micro el de sus establecimientos productivos, el nivel de ingreso y el tamaño de la población, así como la distancia geográfica entre los mercados y el margen de diferencia en los tipos de cambio bilaterales, que influye, al igual que la llamada ley de la gravedad, de manera inversamente proporcional, en términos de ventajas relativas para el comercio entre países.

De esta manera los países pueden, en función de sus ventajas probadas a través de la competencia internacional identificar productos en los que poseen buenos prospectos para futuras exportaciones. Un segundo tipo de análisis se basa en indicadores de diversificación productiva actual y potencial, que sirven de referencia a los países para diversificar y desarrollar nuevos sectores de exportación. Se trata de una metodología desarrollada por Ricardo Hausmann, economista venezolano y Cesar Hidalgo, quienes confeccionaron un índice para calcular la complejidad económica de los países tomando en consideración el espacio de sus productos de exportación medido en términos de derrame o trasvase de conocimientos entre actividades productivas.

Se trata de productos que aún no han sido desarrollados para la exportación pero que poseen el potencial para contribuir a la diversificación productiva de los países, apoyados en la actual canasta de productos exportables y de esta manera elevar su potencial exportador, contribuyendo de esta manera al crecimiento económico y al bienestar de la población. Sirve a los diseñadores de políticas públicas y a los tomadores de decisiones como indicadores para acordar objetivos en el marco de una estrategia de exportación de mediano plazo. Por razones de espacio, dejamos para un próximo artículo la lista de actividades con opción a ser desarrolladas en el contexto de una estrategia de diversificación productiva.

En el cuadro inferior exponemos la lista de las 25 principales actividades con mayores ventajas para su exportación desde Israel hacia Venezuela, de acuerdo a la clasificación uniforme para el comercio internacional (CUICI):

Cuadro 1

Ranking de productos con gran potencial de exportación desde Israel hacia Venezuela

(Millones de U.S $)

Fuente: Con base en cifras del Centro Internacional de Comercio, 2019

En este segundo cuadro incluimos la lista de productos con potencial exportador desde Venezuela a Israel y su valor en dólares americanos.

Cuadro 2

Ranking de productos con  gran potencial de exportación desde Venezuela  hacia Israel

(Millones de U.S $)

Fuente: Con base en cifras del Centro Internacional de Comercio, 2019

 

 

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