Piedras de millones de dólares cambian de manos en la Semana del Diamante de Tel Aviv

Entrada a la Bolsa de Diamantes de Israel Foto: Dr. Avichai Teicher Wikimedia CC BY-SA 3.0

La Semana del Diamante israelí reúne desde hoy a comerciantes de todo el mundo que aspiran a cerrar transacciones millonarias en un momento de cambio para el sector, acuciado por el auge de las ventas online y el menor interés de las nuevas generaciones por estas piedras preciosas.

El salón central de la Bolsa de Diamantes, en el Distrito de la Bolsa de Tel Aviv, estuvo repleto de expertos con sus lupas colgadas al cuello que se detenían en los puestos, interesándose por las nuevas tendencias y cerrando tratos.

«Soy de Florencia, y todos los años vengo a este gran encuentro», compartió Andreas, un joyero italiano que acababa de cerrar una compra de tres piedras cuyo valor prefiere no revelar.

Andreas vino en busca de piedras «exóticas» y las encontró: «Es lo que mercado exige ahora, la última tendencia son los diamantes de colores. Yo acabo de comprar uno amarillo y otro rosa».

Su vendedor muestra con orgullo lo que llama sus «rocas», por su gran tamaño, alzando una del tamaño de medio pulgar: «Esta cuesta 40.000 dólares, es un diamante de corte radial, 20 quilates, certificado GA, excelente finalizado, va dirigido a mercados en el Extremo Oriente y a gente a la que le gustan las cosas especiales», detalló.

Entre los comerciantes y vendedores -muchos indios, italianos, israelíes, estadounidenses y asiáticos-, la presencia femenina era minoritaria pero no desdeñable.

La señora Roseblum, vendedora, seleccionaba piedras llamadas fluorescentes para un cliente: «A este antiguo comprador le gustan los fluorescentes, que son unos diamantes que no todo el mundo aprecia por su reflejo de luz azul. Precisamente lo que a él le gusta y siempre viene a comprarme», compartió.

Israel ha sido tradicionalmente un centro de compra-venta de diamantes porque aquí se encontraba la mayoría de talladores. Sin embargo, en los últimos años, India ha tomado su lugar por ofrecer mano de obra más barata, explicó el experto israelobrasileño Oded Lugassy.

Sobre la procedencia de los diamantes y el peligro de que su comercio sea cómplice de regímenes que explotan a personas para su extracción, como en el caso de Sierra Leona, Lugassy aseguró que la supervisión es exhaustiva: «Hoy en día ningún vendedor de diamantes ignora el origen de las piedras y eso se mantiene muy a rajatabla».

Sobre el futuro del comercio de los diamantes, Sharon Geffen, relaciones públicas de la Bolsa del Diamante de Israel señaló que el auge de la compra online les ha obligado a «ponerse al día. De hecho, ya tenemos un convenio con Ali Baba y también se pueden efectuar compras online».

Otro reto al mercado tradicional de esta piedra es el desinterés de los jóvenes en los diamantes: «Los milenials compran menos diamantes que las generaciones de jóvenes anteriores, y buscamos estrategias para atraerlos de nuevo», dijo Geffen.

Una de las estrategias es la innovación en la joyería diamantística.

En el salón de la Bolsa del Diamante, además de los diamantes pulidos exhibidos de forma individual, también hay una sección dedicada a las joyas: expositores con piedras de diversos tamaños y colores montadas en estructuras llamativas.

Algunas de ellas, cuentan con diamantes raros de hasta 20 o 30 quilates valorados hasta en un millón de dólares.

A la pregunta de si es posible que en el mar de diamantes en exhibición hubiera alguno falso, el experto Lugassy asintió: «Es posible. Existen los diamantes sintéticos, y ha habido escándalos de compra y venta de esas piedras, pero de la misma manera tenemos la tecnología para detectarlos». EFE

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