Foto: Wikipedia - Dominio Público

Es increíble la capacidad que tuvieron nuestros sabios de leer el entrelineado de las palabras de la Torá y no menos increíble es la fuerza que tuvieron para resistir las persecuciones y salvar sus conocimientos judíos enfrentando a los enemigos del pueblo.

Rav Avraham Saba es un ejemplo.

Esta semana la Torá en Parashat Shoftim reitera los diversos dones que deben darse a los cohanim, ordenando que uno dé a un cohen “También les darás las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, así como la primera lana que esquiles de tus ovejas» (Devarim 18:4).

Rav Avraham Saba en su Tzeror Hamor, hace un comentario urdidor para explicar el propósito de estos regalos. “Puesto que los cohanim realizaban el servicio en el Beit Hamikdash al aire libre, en el patio del Templo, sin zapatos, naturalmente sentían mucho frío en el invierno. Parte de la intención de estos regalos, -sugiere rav Saba-, fue para hacer frente a esta necesidad. Beber vino calienta el cuerpo de una persona, y la lana recibida de la primera cizalla de las ovejas podría ser utilizada como ropa de abrigo». Además, en el versículo anterior, la Torá requiere dar a los cohanim ciertas porciones de cualquier animal que se mate (la espaldilla, las quijadas y los intestinos), y Rav Saba escribe que como los cohanim eran también los eruditos de la nación, y el compromiso intensivo en Torá agota la energía de los estudiosos, los cohanim recibían porciones de carne para mantener su fuerza física.

Estos comentarios nos llaman a pensar cuidadosamente sobre las condiciones de otras personas con el fin de identificar lo que les falta. Es posible que la gente no se diera cuenta intuitivamente de que los cohanim sufrían del frío mientras realizaban el servicio en el patio del Templo durante el frío y lluvioso invierno de Jerusalén. Naturalmente, centramos nuestra atención en satisfacer nuestras propias necesidades y no siempre estamos en sintonía con las penurias y preocupaciones de otras personas, especialmente aquellas cuyas vidas son muy diferentes de las nuestras. Según el Tzeror Hamor, los dones sacerdotales estaban destinados a llamar la atención de la gente sobre las necesidades de los cohanim, que vivían vidas muy diferentes de las que tenían. Estos requisitos exigían que la gente pensara en las condiciones en que vivían los cohanim, tomara nota de los retos que planteaban estas condiciones y asumieran la responsabilidad de ayudar a los cohanim a superar estos desafíos. Y estas mitzvot nos recuerdan que debemos intentar, en la medida de lo posible, comprender y tomar en consideración la situación de personas cuyas vidas son diferentes de las nuestras, para que podamos identificar con precisión sus necesidades y hacer lo que podamos para ayudar a paliarlas.

Estas consideraciones son más que actuales en tiempos del Coronavirus.

Gran parte de la humanidad está atravesando tiempos muy difíciles y muchas familias se desmiembran por el fallecimiento de seres queridos y por la pérdida de los trabajos, de los ingresos e incluso del techo.

Esta parashá, puede servirnos de inspiración, siguiendo la visión del rabino citado para poder ayudar a todos ellos y a las autoridades comunitarias y nacionales que tienen la obligación de socorrer al necesitado.

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