l éxodo en el óleo de David Roberts, 1828. Museo de Arte, Birmingham. - Foto: Wikipedia - Dominio Público

Para completar lo que la Torá no enseña explícitamente, como tantas otras veces, recurriremos al Talmud para tratar de reconstruir alguno de los episodios, incluso si a primera lectura parece inverosímil.

La guemará en Masejet Sanedrín (110a) cuenta, sorprendentemente, que durante el tiempo del levantamiento de Koraj contra Moshé, había quienes sospechaban que Moshé había cohabitado con sus esposas, e incluso llegaron a advertir a sus esposas que no se encuentren con él: «Con respecto al versículo: «Cuando oyó esto Moshé, se postró sobre su rostro” (Bemidbar 16: 4). La guemará pregunta: ¿Qué escuchó que provocó esa reacción? Rabí Shmuel bar Najmani dice que rabí Yonatán dice: Escuchó que sospechaban que había cometido adulterio con una mujer casada, como está escrito: “Tomaron después celo contra Moshé en el campamento” (Tehilim 106: 16).

Rabí Shmuel bar Itzjak dice: «Esto enseña que todos y cada uno de los hombres advirtieron a su esposa que se distanciara de Moshé, como se dice: «Y Moshé tomó el tabernáculo, y lo extendió fuera del campo, lejos del campo, y lo llamó el Tabernáculo del Testimonio. Y fue, que cualquiera que requería a .A. salía al tabernáculo del testimonio, que estaba fuera del campo. Y sucedía que, cuando salía Moshé al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y estaba cada cual en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moshé, hasta que él entraba en el tabernáculo» (Shemot 33: 7). Fue debido a esta calumnia que se retiró del campamento».

El sorprendente comentario demuestra hasta qué punto cierta gente no tiene frenos en su esfuerzo por mancillar y difamar a sus rivales u opositores. La acusación de las supuestas fechorías sexuales de Moshé no tenía fundamento, pero demuestra en aquel tiempo y hasta nuestros días, qué lejos que estaban dispuestos a llegar los rebeldes en su campaña para derrocar a Moshé al despertar la desconfianza de la gente.

Si deseáramos suavizar un poco la actitud de Koraj, podemos seguir a los jajamim que encuentran un significado alegórico más profundo del comentario de la guemará.

Quizás, el Talmud se refiere aquí a la objeción de la gente a lo que percibieron como la infiltración de Moshé en sus vidas privadas. Las leyes de la Torá gobiernan todos los aspectos de nuestra vida, incluidas nuestras profesiones, actividades sociales, finanzas y relaciones familiares.

La acusación contra Moshé puede referirse alegóricamente a la supuesta «impasividad» de la ley de la Torá. Las personas mostraban su susceptibilidad por sentirse «violados» por la presencia de la Torá en sus asuntos más personales e íntimos, al restringir su conducta incluso en las áreas más privadas de sus vidas.

Los rebeldes deseaban el escenario público y formal del Mishcán. Querían un sistema de leyes y obligaciones que incluyera ceremonias y rituales formales, pero no uno que dictara la forma en la que debían conducir sus asuntos personales.

Pero en nuestro pueblo se legislan principalmente los nuestros asuntos cotidianos, y solo secundariamente los entornos formales como la sinagoga y similares.

Demostramos nuestra devoción a Dios conduciendo todos nuestros asuntos, tanto privados como públicos, en subordinación a Su voluntad. Lejos de «violar» nuestra privacidad, la presencia de la Torá en nuestras vidas personales las eleva y las realza, transformando nuestras actividades ordinarias y mundanas en actos de santidad. Mientras que los seguidores de Koraj argumentaron que sus vidas privadas deberían permanecer «fuera de los límites» de las leyes y principios religiosos, creemos que, por el contrario, las leyes y los ideales religiosos están destinados específicamente a elevar y refinar nuestra vida privada, infundiéndoles significado, dignidad y santidad.

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