Síndrome K: la enfermedad inventada que salvó la vida de judíos durante la Shoá

22 agosto, 2022 ,
El exterior del Hospital Fatebenefratelli en Roma, donde los médicos protegieron a los judíos inventando una enfermedad falsa durante la Segunda Guerra Mundial. Foto: "Síndrome K" Freestyle Digital Media

El documental “Síndrome K” llega mañana a las plataformas digitales tras algunas funciones en festivales de cine judío. El mismo narra la historia de cómo tres médicos en un hospital de Roma protegieron a un grupo de judíos de los nazis en 1943 y 1944 al inventar una enfermedad infecciosa falsa llamada “Síndrome K”.

La idea era mantener lejos a los nazis a causa de esa enfermedad contagiosa y no puedan acercarse al hospital. Los pacientes aguantaron hasta que fueron liberados en junio de 1944 tras la caída de Mussolini.

El cineasta Stephen Edwards se le ocurrió realizar esta pieza audiovisual tras crecer en una comunidad judía en Ann Arbor, Michigan. Y tuvo la idea tras ver un meme sobre la historia de este hecho en Facebook, y sorprenderse de que nadie había hecho un documental sobre este acontecimiento.
El hospital Fatebenefratelli se ubica en Roma y los médicos se llamaban Vittorio Sacerdoti, Giovani Borromeo y Adriano Ossicini. El primero era judío, mientras que los otros dos, católicos.

Los pacientes estaban en habitaciones de hospital como peligrosamente infecciosas. “Los nazis pensaron que era cáncer o tuberculosis y huyeron como conejos”, le dijo Sacerdoti a la BBC en 2004. Se desconoce el número exacto de judíos salvados, aunque varios relatos aseguran que fueron decenas.

Adriano Ossicini, uno de los médicos detrás de la artimaña del Síndrome K, con el director de ‘Síndrome K’ Stephen Edwards, en 2018. Foto: ‘Síndrome K’ Freestyle Digital Media

Cuando Edwards comenzó a trabajar en la película en 2018, se enteró que Ossicini estaba vivo con 98 años. Mediante una periodista judía italiana llamada Ariela Piattelli, Edwards y su productor fueron a Roma y entrevistaron al médico.

En ese viaje, también dialogó con un par de hermanos de los que sobrevivieron en el lugar cuando eran niños, y con Pietro Borromeo, el hijo de Giovani. Tanto Ossicini como el joven Borromeo fallecieron un año después del encuentro.

Entre el material de archivo que se juntó, aparece una entrevista con el médico judío Sacerdoti en el 2000, poco antes de su muerte y la única nota que dio. El médico nunca se casó ni tuvo hijos. “No tenemos ninguna película sin Sacerdoti”, dijo Edwards. “Si me encuentro con Spielberg en algún momento, le voy a agradecer”.

Del documental también participa Ray Liotta, quien murió el 26 de mayo en República Dominicana, a quien Edwards conoció un poco cuando sus hijas fueron juntas a la escuela durante su infancia. Se acercó al actor para evaluar su interés en narrar la película y “dos semanas después, estaba en mi estudio”. En un solo día de 2019, el difunto grabó todo en tres horas.

“Entró, y no es un concierto fácil. Es el Hospital Fatebenefratelli, Adriano Ossicini, Giovani Borromeo, Vittorio Sacerdoti, todos los nombres romanos, además de todos los nombres alemanes, todo este vocabulario”, dijo Edwards. “Y era un tipo muy divertido con el que trabajar, súper divertido, profesional de primer nivel, profano, solo nos reíamos, nos estábamos divirtiendo … lamentábamos mucho perder al tipo”.

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