Sede de Amnistía Internacional en Ottawa, Ontario, Canadá - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 3.0

Pablo Veiga*

Y de nuevo, Amnistía Internacional, organización que ha acusado recientemente a Israel de dicha práctica, actúa de plataforma en el desprestigio hacia el país preferido de aquellos que lo mantienen en su diana de ataques. Y algunos ya perdemos la cuenta ante la enésima respuesta a imputaciones semejantes, nos vemos obligados a contestar, neutralizando ese discurso, mayoritario, cierto, pero totalmente segado e intencionado. Pero, a fin de cuentas, cuando nos dimos a conocer a través de esta columna, hace ya la friolera de once años, manifestábamos la firme intención de contrarrestar esas arengas anti israelíes, objetivo que también persigue el colectivo al que pertenecemos, la Asociación Galega de Amizade con Israel (AGAI).

El informe de Amnistía Internacional (A.I.), que consta de más de doscientas páginas, señala que el estado de Israel desarrolla un sistema de opresión y dominación, lo que se traduce en una situación de apartheid hacia los palestinos de los llamados territorios ocupados y la población árabe de ciudadanía israelí, incluso contra los refugiados que se encuentran en el extranjero, estableciendo similitudes con la Sudáfrica de antaño.

Fantástico el trabajo desarrollado por funcionarios de dicha organización, a los cuales, por una vez más, les invitamos a que se introduzcan en la Franja de Gaza y recorran sus calles, visiten las cárceles gestionadas por Hamás y localicen alguna persona cuya orientación sexual no sea la convencional Como escenario para presentar las conclusiones por parte de la señora Agnès Callamard, secretaria general de A.I., Gaza City o Yenín. Dicho cuadro, mucho nos tememos que no se contemplará.

La respuesta del gobierno israelí no se hizo de rogar, criticando el susodicho informe, calificando las afirmaciones de infundadas y cargadas de antisemitismo.  Asimismo, le recordaban a Amnistía Internacional que Israel, no siendo perfecto, es una democracia comprometida con el derecho internacional y sometida a escrutinio, además de recordarle los motivos de sus fuertes medidas de seguridad que se ven obligados a implementar para proteger a sus ciudadanos de ataques terroristas despiadados, cuyos resultados todos deberíamos conocer, incluidos aquellos que destinan ingentes recursos en difamar y calumniar a Israel.

Huelga reiterar que la celebración de elecciones libres, en las cuales el conjunto de los ciudadanos, independientemente de sus condiciones, eligen sus representantes, es una realidad que resulta anecdótica en todo el conjunto de Oriente Medio. Añádasele a ello la nítida separación de poderes y la presencia del estado de derecho en el conjunto de la sociedad.

Hablar de apartheid cuando uno observa a árabes con cargos en la Knéset, así como profesionales en los distintos ámbitos, desde la medicina a la ciencia y educación, o deportistas compitiendo bajo la bandera israelí, resulta tan ridículo que hace nulas las conclusiones del famoso informe.

Amnistía Internacional y sus directivos, con estas desafortunadas alocuciones se convierten en meros charlatanes y no contribuyen en nada a solucionar este litigio, ni a mejorar las condiciones de vida del pueblo palestino.

* (Socio de AGAI-Asociación Galega de Amizade con Israel)

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