Opinión: mis primeras elecciones en Israel

1 noviembre, 2022 ,
Cortesía Luciano Buscemi.

por Michelle Dreifus

Hoy voté por primera vez en Israel. Fueron años de estar siguiendo como periodista el minuto a minuto de las varias jornadas electorales que hubo en los últimos tiempos, para finalmente ser partícipe de este día tan especial. Solía escuchar acerca del “cansancio” de la sociedad israelí por tener que ir a las urnas una y otra vez. Sin embargo, pese a que se continúa acentuando esa falta de acuerdo para formar una coalición de Gobierno firme, y a que el voto no es obligatorio, a esta hora las cifras de participación son las más altas en los últimos 23 años. Y puedo afirmar que estos datos coinciden con las sensaciones que se perciben en las calles de Jerusalén. La gente quiere ir a votar. La población está acudiendo a las urnas con el incentivo de que finalmente el país cuente con un Gobierno estable, haciendo uso de su derecho y asumiendo la responsabilidad primaria como ciudadanos acerca de cuál es el punto de partida para salir de este loop infinito de elecciones. Percibo un sentimiento generalizado de que es “la última”, o por lo menos un profundo deseo que así sea. Sí se puede afirmar que la población está cumpliendo con su parte.

A modo personal, la sensación de orgullo y emoción es inevitable. No termino de tener una postura firme respecto a si es apropiado decir que hoy el gobernante del Estado de Israel es también el líder del pueblo judío. Si observamos el abanico de opciones al que se enfrenta hoy la población israelí, y dejando de lado que por supuesto existe la posibilidad de que quien finalmente esté al mando no sea de nuestro agrado, no siento que sea un concepto errado. Es que su voz, nos guste a no, representa al único Estado judío en el mundo. Si ser anti-sionista es hacer referencia a un antisemitismo políticamente correcto, las políticas del Estado de Israel son la cara visible del pueblo judío para el mundo, estemos o no de acuerdo con ellas.

Hoy yo, como todos, votamos por mucho más que a un primer ministro. Es que, en Israel, a diferencia del resto del mundo, son tres los motivos que determinan quién será nuestro candidato elegido: la posición frente al conflicto árabe-israelí, la religión y la injerencia del Estado en materia económica (lo que podemos decir que es la única variable que se asemeja a aquello que nos hace votar a un partido u otro en cualquier otro país). Hoy, luego de más de dos mil años de odio y persecuciones, tenemos la libertad de vivir en una democracia que nos permite elegir qué camino queremos seguir, y así también un derecho por el que muchos dejaron la vida y debemos saber usar con responsabilidad. 

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