Oigan. Haazinu. Reflexión

8 octubre, 2024 , ,
Foto: Pixabay

“Pero Yeshurún engordó y dio coces;
te hiciste obeso, te cubriste (con grasa);
abandonó al Dios que lo había hecho, y
deshonra a la Roca de su salvación”.
Deuteronomio 32-15

¿Materialismo versus espiritualidad?

En estos días de teshuvá (arrepentimiento y rectificación), todos queremos pasar el juicio. Y todos nos esforzamos en hacer mérito para poder obtener un nuevo año de vida y de bendición para nosotros y para nuestras familias.

Pero el punto más conflictivo radica en poder dejar realmente de lado nuestro egoísmo y poder obtener un cambio genuino y sustentable donde nuestro prójimo sea equiparable a nuestra fuerte y anhelada relación con nuestro Creador.

Existe una máxima que el materialismo separa, mientras que el espiritualismo une.

El nudo del problema.

Y el meollo de la cuestión, pasaría más por cultivar buenas cualidades (generosidad, solidaridad), aun entendiendo como pilares, el estudio de la Torá y el cumplimiento de los preceptos o mitzvot.

Los dos últimos tienen que ver con la relación hombre – Dios, y no siempre implican un buen comportamiento hacia el prójimo, aunque nos cueste entenderlo.

El señor dinero.

Una forma de idolatría tan antigua como el hombre.

Y en nuestra Comunidad criolla, tenemos antecedente de organizaciones mafiosas como fueron la Tzvi Migdal (trata de blancas en el pasado), como de grupos mafiosos de judíos (incluso ortodoxos y de línea jasídica) que realizan oscuras maniobras bajo maquillaje legal a los fines de apropiarse de menores y separar y hacer explotar familias judías.

Si pudiéramos explayarnos en este último tópico, deberíamos admitir que no solo los terroristas del Hamás han venido para llevarse a nuestros hijos.

En ambos casos, tanto en el pasado como en el presente, el móvil es obtener dinero en cantidades descomunales, obvio dejando de lado cualquier escrúpulo o remordimiento por el daño ocasionado.

Frente a Iom Kipur.

Cada judío debe intentar purificarse, arrepentirse de sus yerros y pecados y poder mejorar y retornar al Todopoderoso (hacer teshuvá).

Nos queda el punto de cómo depurarnos en el plano comunitario y colectivo, y poder execrar a los impuros (temeím) qué con chapa de judíos (ocasionan estrágos) de nuestra kehilá.

Esto queda con un signo de interrogación.

Oigan. Final.

Yeshurún o la congregación de Israel “engordo”, es decir los billetes, y el oro y la plata los ha conducido al pecado. Todo ya está descripto en el último capítulo de la Torá (Haazinu-Oigan) leído en los servicios de todas nuestras sinagogas en todo el orbe.

Un pecado de algunos, pero que compromete al conjunto.

Lamentablemente ya sufrimos dos atentados terroristas en Buenos Aires. Y lamentablemente también Israel tuvo su 7-10.

La presente reflexión no pretende “ser palabra de Dios”.

La presente es un interrogante:  ¿buscar la razón por la cual Hashem nos soltó la mano?

¿Buscar la causa del por qué la Divinidad oculto su rostro y permitió que nuestros enemigos pudieran lastimarnos?

Y no creo que tenga que ver con el kosher o el Shabat (sin negar su importancia), pero en el judaísmo profético, la oscuridad y los castigos se mencionan ligados a faltas que tienen que ver con nuestro prójimo y la falta de justicia en nuestra sociedad.

Todo parece tener su raíz en ignorar en ciertas ocasiones la máxima de: “Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Y es que la verdadera cosmovisión judía es un todo y no puede ni debe ser parcelada o desvirtuada.

¡Shana Tová y Jatimá Tová!

Dr. Natalio Daitch

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