Nunka Más

4 abril, 2022 , , ,
Carl Shmitt - Foto: Wikipedia

Dra. Bejla Rubin*

La gran pregunta del psicoanálisis es cuando postula:” el sujeto es responsable de sus actos”, entonces, nos es inadmisible el hecho de cometer actos criminales con la excusa que han sido realizados por obediencia y/o acatar órdenes de los superiores. Inclusive durante el nazismo los funcionarios podían optar y elegir dónde servir a su patria sin que les costara la vida.

Desde ésta definición tenemos el ejemplo de Josef Mengele que se ofreció como voluntario ir a Auschwitz al pabellón, especialmente construido por la droguería I.G.Faben Industrie, para hacer experimentos con humanos pensados y tratados cual cobayas, ratas e insectos desechables.

De esta manera ratificamos nuestra definición, siendo incluso culpables los que han hecho silencio, tal el Papa Pio Xll, nominado el Papa de Hitler. Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich, responsable de difundir lemas demagógico y totalitarios, de la misma manera que Perón proclamaba a viva voz: ”Alpargatas sí, libros no”. Este ministro, Dr. en filosofía, sus dos lemas que han pasado a la Historia son “háblenme de cultura y saco un arma, y miente, miente, que algo quedará”. Enunciados que bien hacen a la ideología en tiempo presente del Cristinismo y su cohorte de lacayos, dirigidos por una Kapo mafiosa, brutal, insensible, rencorosa, que lo único que le da sentido a su miserable vida es la avidez desmedida tanto de poder como de dinero.

Entonces, Hannah Arendt plantea “responsabilidad y juicio”, dos hechos que se destacan por su omisión en Argentina. No se encuentran los responsables de los asesinatos, se los encubre, ergo no hay a quién enjuiciar. Ni por robo y defalco de las arcas de la Nación, ni por el asesinato del fiscal Nisman, ni por los dos atentados a las instituciones de la comunidad judía, ni por hambrear a los niños argentinos, ni por intentar saquear al campo, ni por la inflación desmedida, ni por la miseria que cobran de mínima los jubilados, ni por los sueldos vergonzosos de los funcionarios, ni por el futuro mancillado de nuestros jóvenes.

Por todo eso y mucho más: ¡Será Justicia!

Y de no ser así, considero y “Yo Acuso” a los crímenes llevados a cabo de todo gobierno totalitario por ser de Lesa Humanidad. No perimen hasta que cada uno de nosotros, que ha sido estafado, empobrecido, matado el futuro, los proyectos, los sueños sean enjuiciados, siendo los socios de tal acto criminal la yunta de jueces cobardes, corruptos, amenazados, pero sobre manera, indiferentes al dolor ajeno donde la palabra Ley y Justicia quedó tan sólo como una definición teórica, asentada en los libros pero que en lo fáctico quedó olvidada, siendo nosotros, los ciudadanos comunes, sin privilegios, los rehenes y las víctimas de tal sistema cruel, indiferente, totalitario y absolutista.

Entonces exijo justicia pues sin ella y sin memoria por tal envilecimiento criminal, ninguna Nación podrá construir sus bases para que nuestros hijos hereden un futuro mejor.  


Estamentos legales para el nacimiento de un tirano

Quedamos que sin justicia no hay una Nación libre y es allí donde se asienta la semilla del totalitarismo. El gran mentor del nazismo ha sido el jurista alemán Carl Shmitt, que con su pensamiento ambivalente ha confundido amen de fascinado a los dirigentes políticos de su época, en especial a Adolf Hitler.

Carl Shmitt realizaba un agudo análisis que provocaba temor debido al reduccionismo que hace de la Teoría del Derecho, proponiendo soluciones inéditas, siendo las más destacadas las de romper con la Constitución de 1919 de la República de Weimar y otorgar al líder de la Nación el derecho a regir por poder neutro y estado de excepción, tres ítems que nos dan el modelo de un tirano que constituye de esta manera el perfil de un gobierno Totalitario. Propone estrategias para implementar una política que deja en suspenso en cuanto a su puesta en acto el marco a que se dé una constitución democrática y liberal, proponiendo así el estamento “legal” de una política demagógica, que controla la actividad política impidiendo el aporte de una oposición, donde debe acatarse la voluntad del Uno, no importando si está sostenida o no por el voto de una mayoría parlamentaria.

Su crítica se basa al déficit de autoridad del Estado que se plantea a lo largo de la República de Weimar, y para ello propone que el Estado debe ser autoritario y no dependa del voto parlamentario dado que sus decisiones lo único que hacen es relantear las acciones de sus gobernantes, debido a ello la palabra del líder en función debe operar a título personal, autoridad totalitaria, de ahí nace que la palabra de Hitler, su sola mención, tiene carácter de estatuto y de Ley incuestionable.

Carl Shmitt considera que el Estado de Derecho alemán ha quedado obsoleto dado que acudir a los tribunales para determinadas situaciones no constituye una respuesta adecuada y que, si se basa en el sufragio universal debido al pluralismo ideológico de los grupos votantes entonces, propone otro “principio democrático”, y considera de esta manera que la Constitución de Weimar ha quedado obsoleta y no aplicable.

Carl Shmitt nunca fue un intelectual piadoso, escribe La defensa de la Constitución, faltó agregar “de Hitler”, dado que dicho escrito de 1931 lleva por título en el original alemán Der Hitler Verfassung.

Shmitt fue un acérrimo cristiano entonces, hace de él un gran antisemita declarado, sus escritos deben leerse de quien provienen, o sea, de un ser cruel, impío y por fuera de toda ingenuidad, cada una de sus palabras llevan un mensaje dogmático y totalitario. Fue sobremanera un impecable sofista (Sophos = sabio, experto en retórica, en enseñanza y debates públicos según la definición de la Antigua Grecia).

Como buen sofista sus argumentos están bien fundamentados, no eran de prevalencia analítica, sino que bajo ese disfraz político tenían un fuerte sustrato teológico entonces, segregacionista. Pero como buen sofista y entrenado en debates, su palabra era tomada por decreto y estatuto de Ley, incuestionable y sin fisuras.

El mismo efecto y con una dialéctica de corte demagógico, que encandilaba a las masas, eran los discursos de Hitler, de Castro, arengas interminables que duraban horas, y que hoy es el mismo efecto diabólico y adormecedor, a pesar de sus argumentos arteros, el impacto que producen en las masas, cada vez mas embrutecidas, las arengas la honorable vicepresidente de la República Argentina.

Carl Shmitt, con su constante crítica a la democracia parlamentaria no procuraba que ésta mejorase, sino todo lo contrario, que dicha institución, libre y diversa en ideas, perima en sus funciones, y es el mismo objetivo que persigue la Sra. Cristina Fernández cada vez que preside el Congreso Nacional.

En la España del siglo XV, Isabel la Católica, en el presente se ganó el mote de “La Hitler española”. María Tudor de Inglaterra, esposa de Felipe ll de España, nominada la Reina Sanguinaria debido a sus crueldades. No sabemos aún con que apodo pasará a la historia Cristina, que ya en el presente cuando se nombra “Kruela”, no hace falta aclarar de quién se está hablando.

Qué nos puede enseñar la Historia cuando vemos cómo determinadas orientaciones demagógicas se imponen en la actualidad en América Latina. La confrontación de autoritarismo y la democracia que da como resultado la crisis del liberalismo, más precisamente, el Estado Liberal del Derecho.

Esta manera de suprimir las libertades individuales y el no respeto por las diferencias ideológicas bien se vieron aplicadas en la Alemania nazi hasta 1945. La democracia parlamentaria se vio atacada por tres flancos: la izquierda, el anarquismo y el marxismo.

Carl Shmitt fue el máximo expositor de un pensamiento reaccionario, defensor del nazismo, acto que resultó mortal y totalitario a través de su líder: Adolf Hitler.

Su pensamiento entra en dicotomía con la forma de pensar la democracia del otro gran jurista Hans Kelsen, el cual admite el argumento que una democracia sólo se sostiene cuando se rige del principio mayoritario y esto hace a las antípodas de un Estado Totalitario.

Para Carl Shmitt sólo se justifica una decisión a través del principio mayoritario cuando su propuesta está sostenida de la homogeneidad de la sociedad, argumento, entre absurdo amen de vil, pues es como decir y aplicar que sólo pueden votar los nazis en Alemania o los peronistas K en Argentina, el resto abstenerse. Proponer entonces el voto de la mayoría ideológica imperante como posición es someter al resto que no adhieren al régimen a ser desechados como ciudadanos y su imposición a no elegir en libertad.

“Para Shmitt la libertad no corresponde con la democracia, es un principio propio de la concepción liberal-burguesa que se basa en una orientación moral según ideas humanitarias e individualistas y que obviamente carecen de fundamento democrático” (El concepto de lo político). Y con este concepto no impedía que pueda excluirse de ella una parte del pueblo, o sea, todos nosotros que no adherimos a los modelos totalitarios y demagógicos que se van dando en el presente de nuestro país.

Pero debemos agradecer a Kelsen que va en la dirección contraria, que defiende la libertad, el derecho a la diferencia, que brega en contra de que se quiera establecer Una determinada idea como vía de homogeneización de la diversidad social y que durante el nazismo se aplicó inclusive en la no aceptación de las diferencias raciales y de credos, y que dio como resultado un gobierno totalitario. (Esencia y valor de la Democracia). La diferencia entre ambos es que Kelsen insiste en una dimensión jurídica de la Constitución, mientras que Shmitt defiende la dimensión política de la misma. Y la dimensión política es la que autoriza al soberano a decidir por su pueblo y que sólo interpreta las necesidades de sus simpatizantes y adherentes al régimen que impone. El soberano entonces, para Schmitt es aquel que consigue imponer una decisión fundamental en una situación excepcional, pero, cuando hablamos de una dirigencia totalitaria, la excepción se transforma en regla y con ella, poco a poco, el tirano va matando el concepto de Estado Liberal.

No hace falta dar más argumentos, las pruebas saltan a la vista en las formas de operar de los demagogos que nos rodean y que pretender eternizarse en su trono, hablamos de Chávez, Maduro, Castro, Cristina, Putin, entre algunos otros.

Entonces decimos a viva voz, Será Justicia, que Dios salve a la Patria y que la justicia no caiga en el olvido.

 * Dra. en Psicología, tesis de doctorado Auschwitz Paradigma del Mal del siglo xx, analisis psicoanalítico, social y político. Ed Letra Viva, Buenos Aires Argentina 2012

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