Se prevé que unas 2.500 millones de personas viven en zonas con poca agua, un fenómeno que estima que se agravará en las próximas décadas. Se debe a los intentos y poderosos proceso del cambio climático, el crecimiento demográfico mundial, la elevada demanda para productos industriales y la desertificación.
La escasez de agua provoca guerras, migraciones y conflictos, poniendo en riesgo de desplazamiento a millones de habitantes en el mundo. Superar el problema implica medidas que incluyen orientar y educar sobre la conservación del agua, subir la eficacia en su uso, financiarla internacionalmente de forma privada y pública, y fomentar las inversiones.
Por su parte, es clave explorar enfoques para invertir en infraestructuras y servicios del agua, garantizando el derecho de cada ser humano al agua potable. Acá, Israel contribuye porque posee uno de los sistemas hídricos más avanzados del mundo y con abundancia de I+D y tecnologías innovadoras en el tratamiento y reciclaje de aguas residuales.
En último lugar, en cuando a la ayuda a Perú, Israel se comprometió a fortalecer la cooperación con dicho país en temas del agua en todos los niveles posibles. Compartirán conocimientos, experiencias y tecnologías para brindar soluciones eficientes que beneficiarán las diversas regiones tras el devastador ciclón Yaku.