No hay que desmantelar la UNRWA, hay que reformarla

15 agosto, 2017
Foto Unrwa

David Bedein

Prácticamente todos los medios de comunicación informaron de la condena que UNRWA (la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos) hizo contra los túneles de Hamás que se encuentran bajo una escuela de la organización.

Sin embargo, ninguno de ellos recordó al mundo que tanto el sindicato y los trabajadores de la UNRWA y la unión de maestros de escuela de Gaza que han estado bajo el control estricto de Hamas desde 1999, sin que se haya oído una palabra de desaprobación por parte de la agencia. Tampoco la UNRWA parece oponerse al uso de sus instalaciones por Hamás para enseñar la violencia y la guerra. Este verano, por ejemplo, Hamás llevará a cabo su campo de entrenamiento militar anual de verano para entrenar a más de 50.000 niños estudiantes del UNRWA, de 9-15 años de edad, en el uso de armamento.

La declaración del Primer Ministro de Israel de que la UNRWA debe ser “desmantelada” indica que el gobierno israelí hace a la UNRWA responsable de la existencia de los túneles del terror de Hamás bajo sus escuelas.

Desafortunadamente, sin embargo, no está dentro del poder de Israel de “desmantelar” la UNRWA. La agencia funciona bajo el mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y sólo ese órgano puede cerrarla. Incluso si 30 o 40 naciones votan para cambiar el mandato de la ONU, la Liga Árabe y la mayoría automática de los “países no alineados” votaría por cualquier decisión percibida como pro-Israel.

Si Israel y las naciones democráticas occidentales decidiesen cortar los fondos a la UNRWA, es probable que sucedan dos situaciones:

El estado islámico radical de Qatar, que ha establecido una presencia en Gaza y en Cisjordania, es probable que intervenga para reemplazar cualquier pérdida de ingresos.

Arabia Saudita, que recientemente aumentó su financiación de la UNRWA para convertirse en su donante número tres, probablemente aumentaría su contribución.

Si estos dos estados del Golfo se convertirían en los principales donantes de la UNRWA, ninguna influencia podría ser presentada ante el órgano para que cese sus conexiones con Hamás u otros grupos terroristas.

Entonces, ¿qué puede hacer el gobierno israelí sobre la UNRWA?

Jerusalén puede exigir que las 68 naciones donantes a la UNRWA condicionen la liberación de fondos en las reformas de la agencia en seis áreas:

Solicitar una auditoría de los fondos de los donantes dados a la UNRWA. Esto se ocuparía de informes generalizados y documentados de recursos desperdiciados, duplicación de servicios y flujo no deseado de efectivo a los grupos terroristas basados en Gaza que han controlado las operaciones de la UNRWA allí durante los últimos 18 años.

-Presentar las normas del ACNUR a la UNRWA para promover el reasentamiento de los refugiados árabes. Refugiados palestinos han pasado 68 años relegados a la condición de refugiados. La política actual de la UNRWA es que cualquier reasentamiento de refugiados interferiría con el «derecho de retorno» a las localidades árabes anteriores a 1948. Al adoptar una postura política en favor de los maximalistas palestinos, la UNRWA se burla de su propio compromiso con el bienestar y el futuro de los refugiados palestinos.

-Cancelar el currículo de la UNRWA, que se basa en la jihad, el martirologio y el “derecho al retorno” por la fuerza de las armas.

-Suspensión del entrenamiento paramilitar en todas las escuelas de la UNRWA. Es un absurdo que la UNRWA, una agencia de la ONU con un compromiso a la supuesta “educación para la paz”, permita este tipo de formación en sus instalaciones.

– Insistir en que la UNRWA despida a los empleados afiliados a Hamás, de acuerdo con las leyes de los países occidentales que prohíben la ayuda a cualquier agencia que emplee a miembros de una organización terrorista.

La UNRWA ha contratado recientemente a un “embajador de la juventud”, Muhammad Assaf, para viajar por el mundo y alentar la insurrección y la violencia. Este sería un momento adecuado para exigir que la UNRWA cancele su contrato con un promotor de la guerra.

 

Fuente: BESA Center

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