El bloque de partidos opositores tampoco rebasa el mínimo suficiente, por lo que los comicios del martes, los cuartos en menos de dos años, no clarifican el futuro de Israel, sumido en un bloqueo político sin precedentes.
El primer ministro israelí consigue con sus socios ultraderechistas y ultraortodoxos, y el supuesto apoyo del nacionalista Yamina, 59 escaños, dos por debajo de la mayoría.
Necesitaría el respaldo externo del islamista Raam, hoy improbable, después de que su socio de extrema derecha, el Partido Sionista Religioso, rechazara negociar con esta lista árabe.
El llamado «bloque por el cambio» -un conjunto de partidos de derecha, centro, izquierda y árabe- se queda en los 57 diputados. También podría contar con los 4 escaños de Raam para formar Gobierno, sin embargo las diferencias ideológicas entre ellos hacen complicada su coexistencia en un Ejecutivo.
La recta final del recuento no refleja grandes diferencias. El segundo partido más votado es el centrista Yesh Atid de Yair Lapid, con 17 escaños.
Azul y Blanco de Benny Gantz, actual socio de Gobierno de Netanyahu, se posiciona con 8 escaños, pese a los temores de no superar el umbral electoral.
A falta de los resultados definitivos que no se espera cambien drásticamente la composición del nuevo Parlamento, no está claro qué tipo de coalición se podría establecer para evitar unas quintas elecciones en Israel. EFE