Netanyahu araña votos con la rápida vacunación israelí, su insignia electoral

Un soldado pasa mientras un trabajador cuelga un gran cartel de Benjamín Netanyahu Foto: REUTERS/Corinna Kern

Tras un año de pandemia y tres largos confinamientos nacionales que paralizaron la vida en Israel, el primer ministro concurre a las elecciones en medio de una planificada reapertura que ha devuelto cierta normalidad, y con la que confía en recuperar los escaños perdidos en intención de voto.

Su estrategia «es remarcar éxitos y dejar de lado los fracasos», por lo que «lo más confortable es hablar de la vacunación todo el tiempo», sin ahondar en los asuntos que le perjudican, explica Guideón Rahat, analista del Instituto para la Democracia de Israel.

REMARCAR LOS ÉXITOS

El país prosigue una desescalada que culminará el domingo con la reapertura de discotecas, a solo dos días de los comicios, mientras los contagios, fallecidos, enfermos graves y la tasa de reproducción del coronavirus siguen bajando progresivamente. Los espacios de ocio estuvieron cerrados desde septiembre, y ahora van reabriendo.

Centros comerciales, cafés o restaurantes volvieron a reabrir este mes, las calles están llenas y la gente disfruta en las veredas (terrazas) de los bares, una imagen que Netanyahu contrapone en sus redes sociales con vídeos de países europeos que están completamente desiertos.

LOS RÉDITOS DE LA VACUNACIÓN

Israel lidera el proceso de inmunización más rápido del mundo: más de 4,4 millones de personas (casi la mitad de su población, de unos 9 millones) ya recibieron las dos dosis de la vacuna, y más de 5,1 la primera. El país va camino de alcanzar la inmunización colectiva, y el primer ministro intenta obtener réditos electorales de ello.

«Primero las vacunas, ahora la economía». Es uno de los mensajes de su campaña, en la que se atribuye un mérito personal y su papel como principal valedor de los acuerdos con las farmacéuticas Pfizer y Moderna, que entregaron rápidamente millones de dosis a Israel.

También asegura que su influencia y contactos internacionales fueron claves para posicionar a Israel como referente mundial en este ámbito, y resalta su larga experiencia como jefe de Ejecutivo frente a sus rivales.

Sin embargo, su posibilidad de alcanzar el Gobierno no está garantizada.

UN ESCENARIO INCIERTO

La mayor parte de sondeos indican que su partido, el Likud, será el más votado, pero no le dan mayoría suficiente para formar Gobierno con sus aliados tradicionales, ya que necesitan más de 61 escaños en un Parlamento de 120.

Su actual Ejecutivo, una débil coalición que lidera con el centrista Benny Gantz, duró apenas siete meses hasta convocarse otros comicios.

Ante ello, de nuevo juega sus cartas para decantar la balanza a su favor, y esta semana lleva un ritmo incesante de hasta seis actos electorales diarios para movilizar al máximo posible de votantes, en los que también prometió que no volverá a confinar Israel.

Uno de los asuntos que intenta dejar de lado es su juicio por corrupción, por el que se enfrenta a cargos de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos separados.

El proceso se retomará en abril, cuando se prevé que deba sentarse tres veces por semana en el banquillo de los acusados. Los analistas, sin embargo, señalan que esta cuestión no le afecta en gran medida a nivel electoral.

SIN ALTERNATIVA

Para Anaelle Tabath, una joven residente en el asentamiento de Maale Adumim, en las afueras de Jerusalén, las acusaciones contra Netanyahu son una cuestión menor, mientras que su veteranía en el Gobierno o su gestión de la vacunación son motivos suficientes para votarlo, como ya hizo en los tres comicios previos de 2019 y 2020.

«Hace falta un líder fuerte que sepa gestionar con determinación», que «tenga experiencia y conozca de economía», valora Tabath, que asegura que «no hay una alternativa seria» a Netanyahu.

Otros israelíes que irán a votar este martes, cansados del largo bloqueo político del país, cuestionan su gestión de la COVID-19, que vieron caótica y marcada por sus intereses políticos personales.

Tampoco creen que la rápida vacunación sea mérito suyo: lo atribuyen al robusto sistema de salud israelí y a la eficiencia de sus prestadoras de salud o mutuas (kupat jolim).

«No me gusta cómo lo asocia a su persona», dice a Avigail Katz, maestra de educación especial, que critica su «populismo».

A su vez, muchos no olvidan que el país superó el 25% de desempleo (paro) en el punto álgido de la pandemia, una cifra inaudita, y perciben que el Ejecutivo dio un trato de favor a los judíos ultraortodoxos, cuyos partidos son aliados de Netanyahu, y que en muchas ocasiones incumplieron restricciones sin toparse con ninguna intervención.

Según David Kaplan, propietario de una pizzería en el mercado de Mahané Yehudá de Jerusalén, «es hora de un cambio de aires» y de que Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ha ejercido el cargo en la historia de Israel, «se vaya definitivamente». EFE y Aurora

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