Nadab y Abihú. Su muerte.

18 abril, 2023 ,
Foto: Olaf.herfurth. Wikipedia - CC BY-SA 3.0Foto: Olaf.herfurth. Wikipedia - CC BY-SA 3.0

«Los hijos de Aharón, Nadab y Abihú, cada uno tomó su incensario y pusieron fuego en ellos y colocaron sahumerio sobre ellos; y ofrecieron delante del Eterno un fuego extraño que Él no les había ordenado. Surgió un fuego de delante del Eterno que los consumió y murieron delante del Eterno.»
Libro de Levítico 10: 1-2

Dr. Natalio Daitch

Un paso en falso.

El tema de la muerte de los hijos de Aharón (parashá o capítulo de Sheminí) es muy comentado por los exégetas de la Torá. Y se esgrimen razones diversas de la causa por la cual fueron muertos por D’os (Hashem).

Y todas podrían ser válidas, sea por ingresar en el momento no adecuado en el Santuario, haber tomado vino antes del servicio, o que eran solteros y puede que pretensiosos con quienes serían las candidatas potables para su nivel espiritual. Y aquí, nuevamente podemos apreciar como el ietzer Hará o el mal instinto acompaña a todos, incluídos a estos dos considerados tzadikim y donde sus nombres aluden a un futuro prometedor en el liderazgo pero que obviamente quedó trunco.

Nadab viene de nedibut o nobleza y Abihú viene de padre. Es decir, los dos, bellos, nobles y valiosos como para convertirse en padres o rectores a futuro del pueblo judío.

Ninguneando.

Obvio que es solo una modesta opinión, pero rescato en mi consideración, que me tira el argumento que más allá de sus dotes o valores o rasgos o aptitudes para el servicio sacerdotal, colapsaron debido a que evidenciarion una falta de respeto hacia sus mayores, hacia su padre Aharón y a su tío Moshé.

No se aconsejaron con ellos de lo que debían hacer, y como se dice en criollo: “se mandaron solos” o “por cuenta propia”. No tomaron en consideración a sus mayores y predecesores, y hasta algunos dicen que pensaban cuando desaparecerían a los fines de ocupar sus lugares.

Era actual.

Nuevamente la Torá nos muestra que nada de lo que vemos es nuevo, y es en la actualidad, como apreciamos en nuestros trabajos y en la sociedad moderna, de alguna manera, los jovenes (obviamente no todos) pero es una tendencia que se va generalizando se rebelan contra sus mayores, intentado romper con todo aquello que tenga que ver con el antiguo molde histórico de la familia tradicional modelo y todo lo que rodeaba a esta célula básica de cualquier cuerpo social. 

Los recientemente emergentes movimientos contestatarios, que batallan por la libertad sexual y el aborto, entre otras cosas, confrontan, el para ellos ya obsoleto Sistema patriarcal o la Ley del Padre. Es decir, asistimos a un nuevo parto de una generación que impresiona por su propia voluntad decide escindirse y optar por ingresar dentro de un campo de orfandad, donde los mayores, los padres (mal llamados viejos) y ni que hablar de los abuelos, ya cada vez tienen menos cabida.

Los jóvenes no deben obedecer ni escuchar a sus padres, ya que ellos consideran que son autosuficientes para decidir que clase de vida desean vivir, en general solos o apartados del nucleo familiar.

Para concluir este bloque, la sintonía que encontramos entre el comportamiento de los hijos de Aharón en las Sagradas Escrituras en concordancia con la época actual, es ese combo que se nutre de cierta impulsividad, agresividad, confusión mezclado con una dosis oculta de menosprecio no declarado hacia sus antecesores.

La idea reinante actualmente es agrandar la grieta generacional, y romper todo lo posible la cadena de transmisión generacional (valga la redundancia), con el objetivo oculto o en ocasiones manifiesto de no tener que escuchar ideas o consejos frutos de la experiencia, aún a sabiendas que deberan batirse solo frente a toda clase de dragones y molinos de viento.

El punto es: “no querer escuchar a los padres”, ya que esto les crea obligación y también limitación. Es por todo esto, que siempre este aprendiz de escritor ha pensado y piensa, que detras de esta movida, hay fuertes intereses de sectores como la droga y las clínicas abortistas, e incluso hasta instituciones que se presentan como orfanatos o albergues, que obviamente ganan dinero captando puberes y adolescentes que son fruto del desamparo, pero también de otras causas potencialmente recuperables, pero que van a contramano de sus intereses totalmente marcados por el signo pesos o dólar.

Podríamos incluir también cierta dirigencia política y hasta sectores poderosos en lo económico, que se han desligado de principios éticos, y que no quieren dejar escapar la oportunidad de tomar ventaja de un mundo que ha quebrado el vínculo de los padres con sus hijos.

Cosmovisión judía. Final.

Luego de  vivenciar este holocausto social y mundial, talla como nunca y en profundidad el valor de la visión judía tradicional. El shabat y las festividades obliga por determinados tiempos y días a volver a reunirse y hablar/se cara a cara en la mesa familiar. La comunicación y la palabra recupera parte del dominio perdido (aun transitoriamente).

El respeto al Rebe, al maestro, es total. Con la prohibición de dictar su propia halajá, ley, u opinión frente a su predecesor, aún siendo esta correcta, a los fines de no avergonzar o molestar, se constituye en un pilar que marca a fuego y para siempre al joven que llegado su debido momento podrá tomar el rol de su antecesor, no sentirá culpa y por el contrario se afirmará en seguridad y en autoestima que le permitirá afrontar el bravo mar de la existencia.

La verticalidad judía da serenidad y es faro y guía. La brújula, y hoy por hoy el GPS (Sistema de posicionamiento Global) para niños y adultos, que se saben contenidos como aquellos que manejamos y vemos que hay letreros y señales luminosas que nos orientan en el camino, son nuestros carriles que ordenan nuestro viaje y facilitan poder llegar con mayor seguridad a destino.

Nadab y Abihú fueron corridos por el impulso de no querer esperar, ya que todo se da a su debido tiempo. Ese recambio generacional que viene de la mano de nuestros maestros, y de nuestro reconocimiento a los que nos precedieron en el camino de la vida.

Hoy como ayer, el núcleo del problema continúa siendo el mismo, y corremos el riesgo de que Hashem mande un nuevo fuego en este caso inmenso y letal y abrasador, que incluya a gran parte del planeta, ya que nuevamente se ha alterado globalmente el orden divino, y el tikún o arreglo podría requerir castigos severos que se están viendo como epidemias (reales o supuestas), guerras y catástrofes naturales haciendo honor a la regla divina de “midá kenegued midá” o “medida por medida”.

Como decía el Sabio judío Maimónides, la Torá no es un cuento, y las desgracias provienen de su carencia y su aplicación por el contrario trae rectificación, mejora y bendición.

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