Los hongos están salvando a las mujeres africanas de la pobreza de vida o muerte. Con una emprendedor social israelí, aprenden a cultivarlos, venderlos y duplicar sus ingresos diarios.
Tzippora Nusbaum etableció su primer proyecto de hongos de forma remota en el norte de Tanzania y pretende replicarlo en África y otros lugares. El cultivo de hongos requiere un mínimo de equipo, recursos y experiencia, lo que lo convierte en una propuesta simple y atractiva como negocio.
Las agricultoras pueden producir 500 kilogramos de hongos ostra de la más alta calidad en un año con solo un metro cuadrado. Lo hacen con 16 cubos apilados uno encima del otro y cada cubo produce seis kilogramos con seis cosechas anuales.
A medida que crece el proyecto, apunta a los gigantes alimentarios Nestlé, Unilever y Mars, con la esperanza de asegurar contratos de suministro a largo plazo.
Nusbaum descubrió durante una extensa investigación que los proyectos de hongos habían funcionado en India, Bangladesh, China y otros lugares de Asia, pero la idea no se había trasladado a África, donde ella está operando.