Banat tenía intención de presentarse como candidato independiente en las elecciones palestinas convocadas para mayo, pero luego suspendidas por la AP en medio de una gran polémica entre la población palestina.
La gobernación de Hebrón confirmó en un escueto comunicado su muerte la madrugada del jueves en el hospital a donde fue trasladado después de que «su salud se deteriorara»; aunque activistas palestinos han denunciado que «recibió una fuerte golpiza por parte de veinte soldados que acudieron a su casa a detenerlo».
Testigos de la detención indicaron que las fuerzas de seguridad irrumpieron en su casa cerca de la ciudad de Hebrón alrededor de las 3.30 hora local y aseguraron que se lo llevaron vivo.
Banat era un duro crítico de la AP, que gobierna partes de la Cisjordania, y había pedido a las naciones occidentales que cortaran la ayuda a esa institución por su creciente autoritarismo y violaciones de derechos humanos.
«Demandamos una investigación urgente e independiente del asesinato del activista Nizar Banat, especialmente cuando todos los indicios apuntan a un asesinato para silenciar la voz de uno de los mayores oponentes a las políticas de la AP», afirmó en un comunicado el Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos.
Varias organizaciones defensoras de los derechos humanos y activistas han convocado protestas hoy en Ramala para denunciar la muerte de Banat y los abusos de poder de la AP.
Banat, que ya había sido detenido en otras ocasiones, fue víctima de amenazas y ataques, como a principios de mayo, cuando hombres armados dispararon balas, granadas paralizantes y gases lacrimógenos contra su casa en la que se encontraban también su esposa e hijos.
El activista acusó directamente de ese ataque al partido Fatah del presidente palestino Mahmud Abbás, que domina la AP y las fuerzas de seguridad y, según Banat, son los únicos con acceso a gases lacrimógenos y granadas paralizantes.
También acusó a destacados partidarios de Fatah de realizar una campaña de incitación en su contra en las redes sociales en la que lo acusaron de colaborar con Israel, una acusación grave que en los territorios palestinos equivale a traición, aunque Banat siempre negó esa acusación.
A principios de esta semana, las fuerzas de seguridad palestinas también detuvieron a otro destacado activista muy crítico tanto con la AP como con Israel, Issa Amro, y lo retuvieron durante una noche después de que desatara una ola de indignación en las redes sociales
Una encuesta publicada hace dos semanas reflejó el apoyo creciente de la sociedad palestina al grupo terrorista islámico Hamás, con un respaldo superior al 53%, en detrimento de Fatah; además de reflejar una dura derrota en las urnas de Abbás de haberse celebrado los comicios convocados para mayo, que hubieran sido los primeros en 15 años en los territorios controlados por los palestinos.
Aunque la AP solo gobierna algunas partes de Cisjordania y no tiene ningún control sobre Gaza, controlada de facto por Hamás desde 2007, la comunidad internacional todavía percibe a Abbás como el interlocutor válido para revivir un proceso de paz en coma.
La Unión Europea ofrece por ello cientos de millones de dólares de ayuda directa a la AP y esta semana se firmó un acuerdo para entregar 425 millones de euros en préstamos a los bancos palestinos para paliar una crisis perenne y agravada por la pandemia de covid-19.EFE y Aurora