Miles de judíos lloran en el Muro Occidental el duelo de Tisha BeAv

Destrucción del Templo de Jerusalén (1867) Francesco Hayez Wikimedia Dominio Público

«En el mes de Av mejor quedarse en casa», resume el rabino Daniel Whiteman el sentir de los judíos practicantes, que lloran, en el duelo de Tisha BeAv, las tragedias que ha padecido su pueblo, desde la destrucción de los templos hasta la expulsión de España o el Holocausto.

En el solemne noveno día del mes Av (desde ayer a la noche hasta la tarde de hoy) los judíos religiosos ayunan y leen el Libro de las Lamentaciones.

Por ello, recuerdan eventos trágicos que, según la tradición, ocurrieron en este día, como la destrucción de los dos templos de Jerusalén, la expulsión de los judíos de España en 1492 y la deportación masiva del gueto de Varsovia a los campos de concentración nazis.

Whiteman explica la coincidencia de tanta calamidad en una fecha en particular recordando el episodio bíblico en el que el pueblo judío le pidió a Moisés que mandara espías a Canaán para que averiguasen si la tierra prometida era realmente como Dios la había descrito.

«A su regreso, los espías confirmaron: es hermosa, la fruta excelente, la tierra divina, pero… hay gigantes y las ciudades son gigantescas, va ser imposible conquistarla», narra el rabino.

«Según los comentarios alegóricos, el pueblo de Israel empezó a llorar y Dios se preguntó por qué lloraban sus fieles si Él les había prometido su tierra, y entonces decidió darles un verdadero motivo para llorar: en ese momento resolvió que el primer templo sería destruido (en 586 A.C. por los babilonios) y el segundo (en 70 D.C. por los romanos), ¡y en la misma fecha!», explica Whiteman.

Los comentarios bíblicos subsiguientes añadieron la expulsión de los judíos de España por los Reyes Católicos y, siglos después, el comienzo de la denominada Solución Final de Hitler, con lo que se argumentan creencias como la de Malca, una judía ortodoxa, que asegura: «El mes de Av es malo para los judíos».

«No vamos a la playa ni hacemos actividades peligrosas, porque es en esta época cuando las cosas más terribles nos pasan a los judíos» señala Abraham, el marido de Malca: «mira lo que ha sucedido estos días en el Monte del Templo, por ejemplo», en referencia a la ola de violencia de las últimas semanas en Jerusalén.

«El pueblo se siente bien al oír este tipo de explicaciones que juntan todos los hechos negativos para darles un sentido», interpreta el rabino Whiteman: «como en las reglas de la hermenéutica todo está unido, es bonito pero es científicamente difícil de comprobar».

Este religioso afirma estar más en la línea del sabio Maimónides: «Él decía que hay muchas cosas en la Torá (pentateuco) que no se acomodan con nuestras mentes», por eso hay gente se dedica a interpretarla.

Anoche, miles de judíos acudieron al Muro Occidental (conocido en el mundo gentil como el Muro de los Lamentos) a sentarse en el suelo en señal de duelo, y llorarán las desgracias acontecidas.

Otros, como Lirón Roth, bióloga y judía no practicante criada en el seno de una familia religiosa, creen que ese acumulado de males es precisamente lo que facilitó la creación de Israel, en 1948.

«El nacimiento de Israel fue una respuesta directa a esas calamidades y hoy en día somos una nación como cualquier otra que protege sus intereses y pagamos un precio por ello», expresó.

Antes del nacimiento del Estado judío moderno el filósofo judío alemán Franz Rosenzweig escribió en su libro «La estrella de la redención» que el retorno a Israel colocaría a los judíos dentro de lo mundano, algo de lo que, a su juicio, deberían huir.

Rosenzweig entendía el judaísmo como la representación de un «ideal espiritual» y temía que una nación-estado acabase con la posibilidad de una vida apolítica y espiritual. EFE y Aurora

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