La gran mayoría de los pacientes gravemente enfermos de COVID-19 en Israel no están vacunados. Para las enfermeras del Centro Médico Beilinson en Petah Tikva, Miri Shem-Ad y Maysoon Makladeh, es doloroso ver la tragedia, a menudo evitable, de quienes no quisieron ser inoculados.
Las dos enfermeras hablaron con las noticias del Canal 12, y contaron el pesar de quienes optaron por no vacunarse. Asimismo, también se refirieron a sus propias frustraciones al tratar con una población que parece negarse a tomar en serio la pandemia en curso.
«No sé si la gente sabe cómo se ve una persona cuando es como un pez fuera del agua, sus ojos sobresalen de sus órbitas mientras tratan de obtener más oxígeno, pero el oxígeno no entra», dijo Shem-Ad intentando describir el sufrimiento de los pacientes con coronavirus severo.
«Pierdo dos pacientes en un turno en promedio, se levantan para ir al baño sintiendo que están listos para irse a casa y de repente sus pulmones colapsan y no tienen aire», expresó.
«Genera mucha frustración porque sé con certeza que si se hubieran vacunado, no habrían llegado a ese estado», manifestó Makladesh. «Hay una manera de prevenirlo, me duele que la gente no se aproveche de eso», agregó la enfermera.
Las trabajadoras de la salud dijeron que muchos de los enfermos graves no están vacunados y, a menudo, expresan un profundo pesar.
Después de un período en el que los nuevos casos diarios se redujeron a un solo dígito, Israel se enfrenta a un resurgimiento de las infecciones desde junio que ha visto cómo la morbilidad alcanzó sus niveles más altos en meses.
Actualmente hay en el país 67.801 casos activos, entre ellos 1.142 que han sido hospitalizados, de los cuales 670 están en grave estado. De esta última cifra, 162 se encuentran en estado crítico y 108 entubados en respiradores artificiales.