Elías Levy Benarroch ׀ Madrid
Más de 20 actos se celebrarán esta semana en España por el Día Internacional del Holocausto, en una muestra de solidaridad con las víctimas de la Shoá, pero también con las de otros colectivos que se vieron perseguidos y masacrados por los nazis como gitanos, discapacitados o republicanos. Mientras, los Reyes de España, Felipe y Letizia, se trasladaron a Auschwitz ayer, lunes, para participar en la conmemoración internacional por el 80 aniversario de la liberación de ese campo de exterminio.
Desde Madrid a Barcelona, pasando por Oviedo, Valencia, Marbella, Mallorca, Alicante y otras capitales, las instituciones autonómicas o municipales celebraron algún tipo de acto con motivo de esta jornada, en lo que se ha convertido en un ritual cada 27 de enero que, por un lado, aporta mucho a la conservación de la memoria de la Shoá pero, por el otro, muy poco a una verdadera lucha contra el antisemitismo. Pese a las conmemoraciones, España sigue teniendo uno de los índices más altos de antisemitismo en Europa, y desde el 7-O su careta de “antisionismo” no oculta las dificultades por las que pasan los judíos españoles.
ACTO EN EL SENADO DE LA NACIÓN
El principal de los actos, de alcance nacional, se celebró el lunes en el Senado, encabezado por su presidente Pedro Rollán, y estuvo organizado por el Centro Sefarad-Israel (dependiente del Ministerio de Exteriores) y la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE). Su dirigente, David Obadia, invitó a combatir el olvido y alertó contra el avance del antisemitismo. “El Holocausto representa una derrota sin paliativos a manos de la maldad”, dijo Obadia parafraseando al rey Felipe hace diez años, y recordando la necesidad de luchar para preservar la memoria con el fin de que “no vuelva a suceder”.
A esta conmemoración, por la mañana, asistieron los supervivientes Alberto Barbouth y Eva Leitman; así como jóvenes estudiantes, la hija del “Justo entre las naciones” Ángel Sanz Briz, Ángela, el encargado de negocios de la Embajada de Israel, Dan Poraz, o la política socialista y senadora Susana Díaz.
Como en todos los actos, también en el Senado se encendieron 6 velas en recuerdo de las víctimas de la Shoá, que en España incluyen a todos los colectivos perseguidos, y se guardó un minuto de silencio por las víctimas.
Por la tarde, en Barcelona, el Parlamento de la Generalitat de Cataluña (autonómico), celebró otro acto parecido, al igual que lo hizo el de la Comunidad Autónoma de Valencia, siempre en coordinación con las comunidades judías locales.
MUNICIPIOS
A nivel municipal también hubo convocatorias en Barcelona, Oviedo, Alicante, Marbella, Palma de Mallorca y Madrid, además de una decena de más pequeñas localidades en la Comunidad de Madrid que se celebran a lo largo de toda esta semana.
La conmemoración central, en la Asamblea madrileña, contó hoy con una de las políticas españolas que más ha salido en defensa de los judíos y de Israel a lo largo de los últimos quince meses, Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña volvió a advertir contra la lacra del antisemitismo que -dijo- “se reaviva a la mínima” y “se reviste de antisionismo cuando se pone en tela de juicio la existencia de Israel”. En un mensaje posterior por redes, aseguró que “los enemigos de Israel, la primera frontera del mundo libre, niegan su derecho a existir” y que “es importante recordar que no es suficiente sentir piedad por los muertos de hace un siglo si se sigue despreciando a los vivos”.
El otro orador principal fue el encargado de negocios de la Embajada de Israel en España, Dan Poraz, que evocó el caso de Yosef Winer, fallecido hace un mes y que, tras haber sobrevivido al Holocausto, debió afrontar la masacre del 7-O en los kibutzim y localidades israelíes alrededor de la franja de Gaza, en la que perdió a sus hijos. Poraz aprovechó para pedir “a la sociedad española combatir el antisemitismo en todas sus formas, hacia los judíos -como individuos y como colectivo-, y hacia el Estado judío”.
EL HOLOCAUSTO DE TODOS
Una sociedad en la que desde hace quince meses hay un antisemitismo rampante que, a diferencia de otros Estados europeos, no ha contado con ningún pronunciamiento de su presidente, Pedro Sánchez, para instar a la población a mitigar este fenómeno. No lo ha hecho siquiera cuando, desde su propio Gobierno, varios ministros del bloque de la izquierda radical Podemos y Sumar (Podemos quedó fuera después) insistieron día tras día en un supuesto genocidio en Gaza. Es más, la política exterior española hacia Israel, a la que ha acusado de crímenes de guerra y contra la que ha apoyado procesos judiciales en tribunales internacionales, ha generado la peor crisis bilateral en la historia.
El presidente de la Asociación de Amigos de Yad Vashem en España, Sam Bengio, tampoco ahorró en críticas hacia los medios de comunicación: “Siempre decimos que en España el antisemitismo es mediático. Se expresa a través de los medios de información como televisión, radio y periódicos de una manera totalmente explícita”, explicó en una entrevista al medio El Debate, aunque destacó que no se trata de un antisemitismo violento como pueda ocurrir en Francia “donde la gente toma precauciones al salir a la calle, por ejemplo, si lleva la cabeza cubierta”.
“Esto se debe al bajo nivel de interrelación con la sociedad, hay muy poco conocimiento directo sobre los judíos. Apenas hay unos 40.000 judíos en España, lo que significa que muchas personas no han conocido ni visto nunca a un judío. Esto genera una percepción basada en lo que han leído o escuchado, en lugar de una experiencia directa”, subrayó.
España tampoco está exenta del auge antisemita y ocupa el segundo lugar en publicaciones antisemitas en la red, según un informe del Gobierno de Israel.
Por su parte, la Coordinadora Estatal de Lucha contra el Antisemitismo en España, creada tras los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023, acaba de advertir sobre otro fenómeno preocupante en la sociedad, los peligros de la banalización y negación del Holocausto porque “robar la historia judía y situar a la víctima como victimario es una de las estrategias centrales del antisemitismo”.
En lo que respecta a la difusión mediática de la Shoah o el Holocausto judío en la España actual, en general los judíos no deberían tener ninguna queja. Por casualidad soy aficionado a ver y leer todo tipo de información al respecto y en España no faltan los documentales, películas, artículos, etc. en prácticamente todos los medios a lo largo de todo el año, con un tratamiento de la ifnromación que casi se podría calificar de exquisito. A pesar de que los documentales y reportajes de televisión sobre todo se vean en los canales y en horarios con menor audiencia, o también muchas veces son muy repetitivos o en no pocas ocasiones veces están más bien mezclados con los documentales de la historia de la Segunda Guerra Mundial, o a pesar de que al menos un mínimo porcentaje de españoles tiene que estar informado, luego es difícil conocer lo que cada español o cada ideología política española reinterprete, o si a algunos se les olvida lo malo que pudieran encontrar en la Shoah por el apoyo a los palestinos. Pero, en general, es muy difícil o imposible encontrar en España a negacionistas del Holocausto judío, solo serían una minoría de fascistas y neonazis españoles entre los más perturbados. Aparte de que los españoles más jóvenes son como el resto de occidentales, no saben nada, o quizás nunca ven estas informaciones a pesar de su amplia difusión. Tampoco es sencillo que los fascistas españoles aparezcan involucrados ni lejanamente, todo esto ocurrió en otro lugar y tiempo totalmente ajeno a ellos. Aunque, para compensar, cada día es más difícil encontrar españoles que conozcan quienes fueron los grandes líderes fascistas locales, como mucho les puede sonar algo el nombre de Franco, solo unos pocos conocen al gran líder del partido fascista Falange, José Antonio, y ya del del resto nos saben nada de nada.
Hace décadas, fue muy distinta la actitud antisemita de los fascistas españoles, durante el breve intento de democracia de la Segunda República y la inmediatamente posterior dictadura fascista que duró 40 años. Aun más centrados en su antimasonería, los judíos también estaban incluidos en sus aun frecuentes conspiraciones judeomasónicas, o a los masones les atribuyen exactamente los mismos males que los antisemitas atribuyen a los judíos. En el caso particular de España, en principio actualmente, o hasta ahora, solo los fascistas y neonazis españoles más energúmenos son los que siguen siendo antisemitas con descaro, como el que muestra la falangista Isabel Peralta, que recientemente se hizo famosa por un discurso público antisemita más que descarado, o luego la falangista neonazi continuó cuando fue expulsado de Alemania, a donde fue para aprender con neonazis de esos muy violentos que todavía andan por allí, o también publicaron un vídeo donde aparece junto a un grupo de neonazis españoles, con un discurso pro-palestino en el que arengaba a los terroristas palestinos, haciendo apología del terrorismo contra Israel, o contra los judíos. La primera vez que los españoles se encontraron con alguna información objetiva sobre algunas de las cosas que hicieron los fascistas y nazis españoles durante la Guerra Civil y la dictadura fascista bien pudo ser el libro “Los últimos españoles de Mauthausen”, el bestseller español que publicó Carlos Hernández en el año 2015, con el que se pudo conocer lo que les ocurrió a los republicanos al acabar la Guerra Civil, además de otros muchos hechos históricos, por ejemplo, en este mismo libro aparece mencionado un entonces periodista Manuel Aznar, el abuelo del ex-Presidente del Gobierno Aznar, que escribía artículos sobre la invasión de su querida Alemania nazi poco antes de convertirse en un importante diplomático del régimen fascista, un ascenso meteórico tras cambiar de bando, antes perteneció al partido nacionalista o separatista vasco. Tras la invasión de Francia por parte de la Alemania nazi de Hitler, en el diario ABC escribió lo siguiente para los fascistas españoles: «Legiones de judíos y de masones cayeron sobre el pueblo francés como sobre un botín inmenso y allí hicieron cebo y carne para sus apetitos». El nieto de Aznar, ex-Presidente del Gobierno, también una vez fue un fascista incondicional. Siendo adolescente escribió una apasionada carta para un panfleto falangista, que lógicamente le publicaron al ser de una familia fascista tan influyente. Carta con la que reivindicaba una vuelta al falangismo original o el del cabecilla fascista José Antonio, ideal ideal, valga la redundancia, que Aznar afirmaba se había perdido con los años.
Poco después de la derrota nazi, hasta los falangistas originales tuvieron un lavado de imagen haciéndose los desconocedores de los métodos que emplearon sus antiguos camaradas nazis alemanes. Muy diferente era su actitud antes de la derrota nazi, el régimen franquista seguía sus consignas más fundamentalistas, basadas en el falangismo filonazi original y en el ultracatolicismo, o un catolicismo muy particular o propio de estos fascistas españoles, que principalmente se basan en rancios pasados medievales e imperiales ultracatólicos españoles y de una entonces muy ultracatólica secta de los jesuitas españoles, identificando a los judíos con seres oscuros y codiciosos vinculados a la Internacional Comunista, aparte de la tradicional acusación de que ellos fueron los asesinos de Cristo, si bien la mayoría de estos fascistas españoles la tomaron más bien contra los masones, seguramente porque judíos españoles casi no había en la península o no los suficientes como para que el disparate fuese creíble. Si bien, distinguían entre judíos españoles o sefardíes, que de alguna manera estarían bendecidos por los fascistas españoles, algunas veces o algunos podían ser muy diferentes al resto de judíos o los askenazis.
Manuel Aznar era un aficionado comparado con otros periodistas fascistas españoles, que directamente ensalzaban las medidas discriminatorias y represivas contra el pueblo judío adoptadas por la Alemania nazi, con lindezas como la siguiente: «Si es la raza perseguida, es por la maldición divina que lleva encima y por eso se ocultan entre los demás pueblos, y ningún judío quiere que se le llame judío (…). Esos judíos que en Francia, Grecia, Turquía, Italia y costas africanas preparan sus maletas, son un indicio de aquel viejo tesón español de no admitir jamás lo antiespañol y de reconocer solo lo español y cristiano». Un periodista española que estaba con los nazis españoles o falangistas voluntarios de la División Azul informaba al resto de los españoles desde Rusia: «(Los rusos) no tienen concepto de Patria, ni siquiera de universalidad; solamente son capaces de considerar muy levemente los acontecimientos que ocurren en el instante. En eso se parecen a los monos y son, desde luego, el último estrato que separa al hombre de la piedra (…). El contraste con esta infrarraza produce dos sentimientos en el español. El primero es de desprecio y el segundo de conmiseración. Está visto que los mediterráneos no somos capaces sino de una crueldad pasajera, todo lo fuerte que se quiera, pero sin refinamientos de últimas consecuencias. Los rusos nos buscan porque hallan en nosotros compasión. Y hasta los judíos, que en su carne pagan todos los pecados de su estirpe maldecida, tienen una mirada tierna de perro apaleado cuando el soldado español no le maltrata sin motivos». Un coronel falangista de la División Azul, el coronel García Navarro, que mandaba el último grupo de voluntarios españoles en el frente ruso, dijo lo siguiente cuando la dictadorzuelo Franco les ordenó volver: «Nuestra Patria está de luto porque se ve obligada, en un azar transitorio de las circunstancias de la guerra, a obedecer a sus propios enemigos; a los que, en la hora actual y en la continuidad de la Historia, nos trataron siempre de herir y de mermar. Es un momento amargo del que solo unos miserables y canallas se pueden alegrar. ¡Que nadie ignore el alcance de este hecho! Se regresa en contra de nuestra voluntad, así como del sentimiento de la mejor parte de nuestro país. ¡España se ve obligada a acceder a la imposición extranjera! (…). Es la imposición de Inglaterra y Estados Unidos, agotando todos los medios a su alcance, la que nos obliga a regresar».
Los fascistas asesinaron a alrededor de 2000-2500 masones españoles de los 5000-7000 que había en total, si bien también acusaron bajo el amparo de sus leyes antimasonería a muchos más republicanos, como los funcionarios maestros laicos de la Institución Libre de Enseñanza. Pero también durante la dictadura fascista los fascistas incluyeron a los judíos en las mismas leyes antimasonería, así que tampoco podían ejercer de médicos, dentistas, etc. A los judíos del bando republicano les encarcelaban o asesinaban igual que a los demás republicanos españoles. En general, aunque sí que se podría decir que los judíos españoles no padecían las mismas discriminaciones que los masones, según testimonios de los judíos españoles y de los pocos judíos extranjeros que lograron refugio en la España fascista, hubo de todo. Durante los primeros días del golpe de estado fascista asesinaron o torturaron a varios judíos de Ceuta y Melilla, con los falangistas actuando igual que nazis alemanes, sobre todo contra los judíos de izquierdas, un judío español recordó que unos falangistas raparon a un mendigo judío para dibujarle en la cabeza una cruz cristiana; a los judíos que llevaron a campos de concentración españoles les dieron la opción de quedar libres, y luego unirse al bando fascista «voluntariamente», pero según el testimonio de un superviviente les daban un palo para que hicieran como que disparaban, para que los fascistas supieran desde donde disparaban los republicanos; otros judíos se salvaron de la cárcel o de ser asesinados al explicar a los fascistas que les habían confundido con masones; o los conocidos líderes judíos Fortunato Benarroch y Samuel Sequerra recibieron amenazas de los falangistas y nazis alemanes; también los fascistas robaron dinero, negocios y bienes o pidieron a las comunidades judías españolas que donasen grandes sumas de dinero “voluntariamente”, dinero que fue parte del que destinaron a financiar a los 50.000 falangistas españoles de la División Azul que fueron a ayudar en la Operación Barbarroja de la Alemania nazi, los falangistas españoles suponían que iban a unas vacaciones pagadas en Rusia, aunque muy pronto vieron que “pintaban bastos”, casi cuando llegaron, y Franco les ordenó volver. Cuando España firmó los pactos militares con Estados Unidos a partir de 1953, los fascistas o Franco obligó a denominarle «el salvador de los judíos”, llegando a ordenar a un verdadero salvador, el embajador español en Hungría Ángel Sanz Briz, decir a las autoridades de Israel que actuó bajo las órdenes de Franco. El régimen realizó una intensa campaña internacional de propaganda, un cuento que muchos judíos creyeron, y seguramente muchos lo siguen creyendo. Poco antes de la firma de los pactos, los fascistas españoles llegaron a hacerse muy amigos de los países árabes aprovechando sus ideologías comunes antisemitas y por el petróleo, Franco llegó a enviar a falangistas, armas y aviones nazis cazas y bombarderos, que le vendió la Alemania de Hitler, para ayudar a los países árabes durante la Guerra de Independencia de Israel de 1.948 hasta 1.953.
La primera vez que los españoles tuvieron la oportunidad de enterarse de lo que fue realmente el nazismo alemán bien pudo ser por la serie de televisión Holocausto, de 1978, esta serie, de la televisión norteamericana NBC, ganó ocho premios Emmy y se hizo muy famosa en todo el mundo, fue emitida en muchos países, en los que también muchos comprobaron por primera vez como fue realmente el nazismo a pesar de que básicamente era una serie de ficción y casi del tipo telenovela latina. En ella aparecía como protagonista la estrella norteamericana Meryl Streep, junto con el también muy conocido actor James Woods, con películas como «Erase una vez en América». En España se emitió en 1979, casi a la vez que en otros países, cuando España acababa de salir de la dictadura fascista y estaba en plena Transición democrática mientras grupos terroristas fascistas estaban asesinando al primero que se les cruzase por delante. La serie la emitieron de una tacada en una semana, todos los episodios en horario nocturno de máxima audiencia, algo insólito en España, nunca se había visto algo similar, y la mayoría de los españoles la tuvieron que ver porque se emitió en el canal público tve 1 cuando en España sólo existía este canal, y los españoles no son muy dados a leer libros ni hacer otras cosas durante el tiempo libre entre semana. Sin embargo, según un artículo de opinión que recordaba la emisión de esta serie en España, los dirigentes fascistas españoles que aun estaban encargados de la televisión decidieron que era mejor emitir seguidos todos los episodios de la serie para quitársela de encima lo antes posible, luego apenas hubo un debate de esos que no veía ningún español, o en esa época también en un documental de la BBC sobre la Segunda Guerra Mundial en las voces de doblaje en español minimizaron el Holocausto. Quizás intentaron hacer lo mismo con la traducción del título en español de la famosa y oscarizada película americana ¿Vencedores o vencidos? (El juicio de Nuremberg), un título muy largo y muy enigmático, mientras que en inglés solo es «Judgment at Nuremberg», película de 1961 con estrellas como Spencer Tracy, Burt Lancaster, Richard Widmark, Marlene Dietrich, Judy Garland, o Montgomery Clift entre otros, es decir, poco o nada podrían manipular sin que se notase mucho.