Docenas de manifestantes se reunieron en el local de Ben & Jerry’s en Nueva York para protestar por la decisión de la marca de dejar de vender en zonas de Israel. Con carteles y cantando consignas pro-israelíes, los participantes dejaron en claro su repudio a las medidas de la heladería.
«Todos merecen helado», rezaba una de las pancartas que levantaban los manifestantes. El grupo repartía folletos explicando la situación a los transeúntes que se acercaban. En un momento, incluso, miembros Neturei Karta, un grupo religioso de «judíos anti-sionistas» se acercaron a repudiar la manifestación.
Ben & Jerry’s tomó la decisión de dejar de vender sus helados en lo que consideran «territorios palestinos ocupados». Frente a esto, el gobierno israelí salió inmediatamente a protestar y definir la medida como «antisemita» y «anti-israelí».
El primer ministro, Naftalí Bennett, se reunió con el CEO de Unilever, Alan Jope, la compañía madre de la heladería. Bennett le dijo a Jope que tiene «una visión muy seria de la decisión de Ben & Jerry’s de boicotear a Israel», según el comunicado oficial. Y recalcó que estaban dando un «paso claramente antiisraelí».
El presidente Isaac Herzog fue más allá y definió la decisión como «una nueva forma de terrorismo». “El boicot contra Israel es un nuevo tipo de terrorismo: el terrorismo económico. Terrorismo que busca dañar a los ciudadanos israelíes y la economía israelí. Debemos oponernos a este boicot y terrorismo de cualquier tipo» analizó el mandatario.